También la industria de la alimentación en alza, o eso se dice
Mario J. Viera González, Cuba Voz
LA HABANA, febrero - Parece que la conclusión de 1999 ha resultado ser el año de las albricias. El gobierno de Cuba aseguró que ese año cerró con un crecimiento económico del 6,2 por ciento, y aunque sus efectos no son apreciables en la calidad de vida
de la población, los diversos organismos de la administración pública declaran sus éxitos con gran entusiasmo.
También la industria alimenticia está en alza, o al menos eso es lo que se desprende de lo dicho por el secretario general del sindicato oficialista del ramo al gubernamental semanario Trabajadores.
Según Francisco Castillo, "todas las provincias obtuvieron ganancias en su gestión económica" y la esfera de la industria alimentaria que rige las producciones de conservas de carnes y vegetales, yogurt, bebidas alcohólicas y refrescos, y otros renglones más,
entre otros la producción de pan.
Aunque se dice que las producciones obtenidas en 1999 están muy lejos de satisfacer las necesidades del consumo, el sindicalista señaló que los volúmenes alcanzados durante ese año "indican evidentes signos de recuperación con valores que superan a
los del año 1998 en casi 200 millones de pesos, y que en volumen constituye la mejor de los últimos siete años". No obstante, los anaqueles de las tiendas de víveres no han mostrado esos repetidos signos de recuperación.
Durante el pasado año, según Castillo le dijera al gubernamental Trabajadores, 97 de las 102 empresas pertenecientes al Ministerio de la Industria de la Alimentación obtuvieron ganancias, en tanto que en las exportaciones se obtuvo un ingreso bruto por encima del obtenido en
1998 en un 17 por ciento, y las ventas al turismo y a las Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD), una modalidad de exportación dentro del mismo país, superaron los 300 millones de dólares "unos 30 millones por encima de lo vendido en el año precedente", precisó
Castillo.
El sindicalista pro gubernamental agregó que "llama la atención que en varios productos importantes -yogurt, carnes en conservas, bebidas alcohólicas y refrescos- se alcanzaron niveles de producción que constituyen récords históricos para un año".
Sin embargo, estos récords históricos de producción se han comercializado a precios inflacionistas en los mercados que funcionan o son cotizados con dólares, lo que afecta gravemente el bolsillo de los trabajadores, y representan una marcada disminución de su
salario real.
Castillo resaltó como muy halagüeños "los casos de 24 millones de cajas de cervezas producidas y el gran impulso que recibió la Cadena Cubana del Pan", que son establecimientos (alrededor de cien) que producen y comercializan pan fuera del estricto control de
racionamiento que se ejerce sobre este producto, vendiéndolo a precios que representan algo más de un día de haber del salario medio del cubano.
Indudablemente, los "éxitos" de la industria socialista no se han revertido en el mejoramiento de las condiciones de vida del pobre de Liborio, que continúa inventando, como se decía antes "escribiendo Coca Cola en el aire", para ver cómo resolver
sus conflictos alimentarios. Esos que la "evidente recuperación de la industria alimentaria" no ha podido solucionar.
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