¿De qué
te asombras?
Víctor Rolando Arroyo, UPECI
PINAR DEL RIO, diciembre - Con persistente reiteración leo, veo o
escucho por los medios de prensa cubanos, todos en poder del Partido Comunista,
el agradecimiento que individuos o colectivos sociales dan al proceso político-social
de la Isla por tal o más cual solución a lo que aquí llaman
dificultades heredadas del capitalismo.
Que un pequeño poblado tenga barbería, comercios o un médico
de la familia, es obra de la revolución. Que un infante sea tratado
adecuadamente en un hospital o reciba una correcta instrucción escolar,
debe ser agradecido a la revolución. Si a un trabajador le venden una
bicicleta o recibe una pensión de apenas cinco dólares por mes,
debe ser agradecido a la revolución.
Esa misma revolución que, en casi 42 años en el poder, no ha
permitido que los cubanos con pensamientos diferentes muestren sus capacidades y
lleguen con sus iniciativas a prestar sus servicios a una sociedad que a diario
ve cómo se le margina y conduce por un camino prefijado por el liderazgo
de un grupo político.
La confusión de algunos se manifiesta en el asombro que muestran
cuando se les pregunta cómo conciben la vida en un pequeño poblado
de un país de desarrollo medio o cuando se percatan que un elegante y
moderno producto fue fabricado en aquel país del que sólo ha oído
noticias sobre sus dificultades en los noticieros cubanos.
Las migraciones cubanas ya abarcan decenas de países y no todos son
los del llamado primer mundo. Allí viven y trabajan decenas de miles de
cubanos que con regularidad hacen sus envíos de ayuda familiar que ayudan
a mitigar el gran número de dificultades que la revolución no ha
podido solucionar en más de cuatro décadas y que en pocos meses de
trabajo el emigrado generosamente resuelve, sin tener que agradecer o
comprometerse políticamente con grupo político alguno. Sólo
le basta para ello cumplir con su trabajo.
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