Testimonio
desde una cárcel cubana
CIEGO DE AVILA, 20 de diciembre (Juan Carlos González Leyva, FCDH) -
El Movimiento de Resistencia Cívica Pedro Luis Boitel recibió una
carta del preso político Andry Frómeta Cuenca, quien desde la cárcel
especial de Camagüey -conocida popularmente como "Se me perdió
la llave", por los maltratos que allí se le infligen a los reclusos-
denuncia los tratos crueles que le causan los funcionarios de ese penal.
La misiva, que fue sacada de la prisión clandestinamente, en una de
sus partes expresa: "Después de haber pasado un grave estado de
salud a causa de la desnutrición y de no poderme valer (por mí
mismo) por dos semanas (...) me encuentro recuperado, lo cual logré por
mis propios esfuerzos; sin embargo, las secuelas son varias: la principal es el
desarrollo que ha alcanzado mi úlcera en el duodeno, acompañada
ahora de una gastritis crónica, de modo que la acidez y el dolor son
constantes".
Frómeta Cuenca prosigue su narración: "Treinta y seis días
me mantuve en huelga de hambre, en protesta por la incomunicación total a
que me sometieron aislándome en una celda. Por este motivo y porque me
regresen a la zona oriental, pues soy de Guantánamo, expuse mi vida. La
salud me golpea duro, pero si algo me conforta es la protección y gracia
de Dios".
El prisionero político dedica varios párrafos a describir los
maltratos que recibió durante su paso por varias cárceles del
occidente de Cuba. Al referirse a esta etapa, Frómeta Cuenca revela: "El
29 de julio, delante del pueblo que en ese momento festejaba los carnavales,
Carlos Luis Díaz y yo fuimos golpeados por varios esbirros de las
Brigadas Especiales (cuerpo policiaco entrenado para reprimir violentamente por
medio de técnicas especiales y artes marciales). Luego, repartieron
presos políticos por diferentes provincias. En la prisión
Combinado del Este (situada en Ciudad de La Habana) me dieron otra golpiza en
presencia del preso político Rodolfo Barthelemi Coba, quien decorosamente
protestó. La otra pateadura me la dieron cuando llegué a la cárcel
provincial de Pinar del Río conocida como La Cenicienta. Todas estas
golpizas fueron por la simple razón de mi rebeldía, de mi negación
a usar el vestuario de preso (común). La de La Habana (la golpiza) fue
ordenada por el mayor Carlos Quintana, jefe de la unidad Combinado del Este".
Y Frómeta Cuenca prosigue en su misiva el relato de sus desventuras
en el penal La Cenicienta: "Me decomisaron las pocas ropas que me quedaban.
Anteriormente me juzgaron tres veces por desacato. Me llevaron a la celda en
calzoncillos y así me tuvieron casi cinco meses. Entonces, me declaré
en huelga de hambre, pero ésta fue antes de la de 36 días que me
tuvieron que trasladar de urgencia para un hospital. Además de las ropas
me quitaron textos bíblicos, el rosario, un cuaderno de apuntes y demás
(pertenencias). Todo esto fue para obligarme a usar el uniforme de preso, el que
no me pondré ni muerto, aunque tenga que andar en taparrabo como los
indios".
"El 17 de septiembre, a los 17 días de huelga (de hambre), fui
golpeado nuevamente por un grupo de esbirros, por órdenes del mayor Abel
Santovenia Pot, director del penal, apoyado por el mayor Inocente Delgado García,
jefe de orden interior. Este último me esposó pies y manos y me
golpeó. Todo esto debe saberse, denunciarse, pues diariamente sucede en
las prisiones de Cuba" -acusó Frómeta Cuenca en su misiva.
La carta del prisionero político Andry Frómeta Cuenca concluye
con este corto párrafo: "Desde mayo de este año 2000 me
niegan la asistencia religiosa. Yo la he reclamado, pero nada. En este momento
me encuentro completamente aislado".
El Movimiento de Resistencia Cívica Pedro Luis Boitel recibió
este escrito por medio de personas cuya identidad no puede revelarse por obvias
razones.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|