Una
prioridad en el último lugar
Víctor Rolando Arroyo, UPECI
PINAR DEL RIO, diciembre - Si usted lee la prensa cubana, toda en manos del
Partido Comunista, o escucha un discurso de algún dirigente político
o de un simple director de empresa podrá encontrar un denominador común:
ellos dicen que atienden y solucionan los problemas de la población y que
ése es el objetivo fundamental de la sociedad socialista.
Sin embargo, usted podrá comprobar que éste es, precisamente,
uno de los más graves problemas existentes en el país.
Según los voceros gubernamentales esto sucede porque se aplican métodos
burocráticos, hay falta de coordinación, previsión y
sistematicidad, formalismo organizativo e incompleta preparación del
personal a cargo.
Pero si vamos a la realidad, el problema, que se dice es responsabilidad de
los cuadros gubernamentales, del Partido Comunista y de los funcionarios
administrativos, no es de nadie, pues sólo se limitan a la recepción
mecánica de los planteamientos y a algún compromiso superficial,
nada objetivo... si logra usted que lo escuchen y no recibe un portazo en plena
cara.
Es muy frecuente escuchar que un dirigente cubano, después de un
amplio discurso desglosador de problemas planteados que afectan a la población,
diga que éstos son reales, pero que hay un aumento de tantos y tantos
millones de dólares con relación a la etapa anterior.
Entonces cabe preguntarse: ¿qué beneficios recibe la población
de esos dólares si cada día crecen más sus problemas?
Ejemplo de esta situación es la industria ligera cubana que, según
el ministro de ese ramo, de 18 millones de pesos que se vendía en sus
tiendas hace cinco años hoy esa cantidad creció a 125 millones
mientras sus trabajadores tienen como salario medio mensual un promedio de 170
pesos al mes, o sea alrededor de 8,09 dólares. Y si un empleado de la
industria ligera logra alcanzar el llamado "estímulo" recibirá
de 37 a 44 pesos adicionales o sea un par de dólares más.
Pero esta situación se hace más difícil con el alto
nivel de interrupciones laborales que en la actualidad se eleva a más de
14 mil horas como promedio, y en esa etapa de interrupción los
trabajadores devengan el 60 por ciento del ya escaso salario. Además,
tampoco puede obtener el "estímulo" no obstante que estas
interrupciones se deben netamente a causas administrativas y por ende
responsabilidad del gobierno, único que puede administrar empresas en
Cuba.
Ejemplo de estas fallas son los irregulares suministros de materias primas y
accesorios, roturas de equipos, incumplimiento del plan de producción,
problemas organizativos y la no aplicación de variantes productivas para
llevar a feliz término cada tarea.
¿Pero quién sufre las consecuencias? Los trabajadores, claro,
pues a los principales culpables, o sea, los dirigentes administrativos y
sindicales sólo les interesa encontrar vías idóneas para
obtener cuantiosas ganancias y siempre justifican en sus discursos que "es
innegable que aún tenemos que solucionar otros problemas".
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