Los
tiempos cambian
Claudia Márquez Linares, Grupo Decoro
LA HABANA, diciembre - "John Lennon en La Habana" fue el título
del concierto que en homenaje del desaparecido beatle se efectuó el 9 de
diciembre. El lugar escogido para la celebración: la llamada Tribuna
Abierta José Martí, situada frente a la Sección de
Intereses de los Estados Unidos en Cuba.
El acto fue la ocasión propicia para la manipulación política
llevada a cabo, entre canción y canción, por los conductores de la
televisión que daban lectura a pasajes de la vida de Lennon donde
destacaban constantemente una supuesta persecución que sufrió en
Estados Unidos.
Los cubanos que en la década de los años 60 y 70 eran jóvenes
recuerdan por estos días esa época como los años gloriosos
de los grupos musicales y como la era de "la barbarie" del castrismo.
En aquel entonces la música del prodigioso grupo británico era
difundida por todas las emisoras de radio y televisión del exterior. El
modo de vestir de sus integrantes y los pelados eran imitados por la juventud de
todo el orbe. En Cuba se vivían años de extremismo ideológico:
Los Beatles estaban prohibidos y los que lograban obtener un disco con sus
grabaciones o podían escuchar uno de sus conciertos en la radio de onda
corta, lo hacían a escondidas.
En las calles de La Habana la policía reprimía a quienes se
dejaban crecer el pelo al estilo de Los Beatles. El asunto llegó al
extremo de que, tijera en mano, le cortaban el cabello a "los melenudos"
en plena vía pública.
Los seguidores de la música rock aquí, como en todas partes,
eran jóvenes muy rebeldes. Se les acusaba de tener problemas ideológicos
y no era extraño que se les echara de las escuelas o los puestos de
trabajo. No pocos terminaron en las denominadas Unidades Militares de Apoyo a la
Producción, conocida por UMAP, que no eran otra cosa que campos de
concentración adonde eran enviadas las personas que el gobierno
consideraba "lacras sociales", como católicos, testigos de
Jehová, homosexuales, rockeros, hippies y estudiantes no revolucionarios,
entre otros.
El pasado 8 de diciembre se develó una estatua de John Lennon en el
parque enclavado en la calle 17 entre 8 y 10, en el Vedado habanero. Ahora esta
plaza lleva su nombre y se puede ver una escultura en bronce de Lennon sentado
en un banco. Al acto asistió el propio Fidel Castro, quien conversó
con la prensa y dijo que se identificaba con los ideales de Lennon.
Por su parte, el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular,
Ricardo Alarcón, leyó un discurso.
Fue un espectáculo surrealista, algo impensable en otros tiempos.
A cualquiera pudiera ocurrírsele la siguiente pregunta:¿Se
producen cambios en Cuba? Es innegable que ahora no es lo mismo que hace tres décadas,
pero la naturaleza del régimen no ha cambiado. Lo del homenaje a John
Lennon no es más que un acto de oportunismo político. Son tiempos
de campañas ideológicas y manipulación de las masas. Todo
vale, ése es el procedimiento.
También por estos días, casi de manera insconciente, he
tarareado una canción de Carlos Varela, un trovador rebelde como Lennon,
marginado, y cuyas composiciones son poco difundidas en la Isla. En una de sus
partes, la letra dice: "Y cuando los discos de Los Beatles no se podían
tener, los chicos descubrieron que sus padres los escuchaban también".
Los que antes encerraron en la UMAP a cristianos por sostener su fe, y hoy
le dan a éstos el "derecho " a militar en el Partido Comunista,
son los mismos que acosaron a los fanáticos de Los Beatles y ahora le
erigen un monumento a John Lennon. Son ellos, no han cambiado, sólo que
vivimos otros tiempos.
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