Algunas
consideraciones sobre la inmortalidad del cangrejo
Manuel David Orrio, CPI
LA HABANA, diciembre - Una tarde sabatina más o menos académica
permitió que un grupo de disidentes y periodistas independientes se
desternillara de risa, durante una de las sesiones de la Cátedra de
Estudios Liberales Francisco de Arango y Parreño, auspiciada por la Mesa
de Reflexión de la Oposición Moderada de Cuba (MROM).
Motivo del carcajeo fue un artículo del colega y amigo Manuel Vázquez
Portal, donde de cierta manera se ripostó a Fidel Castro, quien de modo
indirecto se refirió a la MROM como un grupo dedicado a reflexionar sobre
la "inmortalidad del cangrejo", después de que ésta
presentara a la opinión pública su Plataforma Común . Reír
vale la pena, sobre todo si se asiste a ese acto de contracultura tan propio de
ciertos cubanos, muy aficionados a desacreditar a los oponentes antes que
contrargumentar sus ideas y proposiciones. Vázquez Portal, con su
imparable sentido del humor, aprovechó la oportunidad de hacer caminar
hacia atrás al "bicho"... pero al verdadero.
Pocos han analizado que la aparente reflexión de la MROM acerca de la
inmortalidad del "cangrejo", es en realidad acerca de su segura
muerte, más temprano que tarde. Diez años, veinte, ni siquiera
alcanzan a llenar una página de la Historia; en Cuba, aunque parezca
increíble a juzgar por la situación del programa de refugio político
en Estados Unidos, existen disidentes y periodistas independientes de paciencia
sobrada.
Así las cosas, los últimos estudios acerca de la inmortalidad
del "cangrejo" dieron por resultado un plan de la MROM, titulado
Iniciativas 2001, que propone convocar a tres eventos: un debate integral sobre
derechos humanos, destinado a culminar en la redacción de una Carta
Fundamental de Deberes y Derechos de los Cubanos; un encuentro de
representativos de las Mesas de Reflexión de la Oposición Moderada
en Isla y Exilio, a desarrollarse en La Habana; y una iniciativa de su Comité
pro Normalización de las Relaciones Cuba-Estados Unidos, consistente en
convocar a un análisis de las perspectivas de esas relaciones.
Llevar adelante tales propósitos atraerá elogios y críticas,
y quizás represión política. Por ver está si el
gobierno de Fidel Castro hará gala de la valentía política
de autorizar la entrada al país de disidentes representativos de la Mesa
de Reflexión en el Exilio, y por ver está si La Habana, en
Washington y en Miami, toman nota desprejuiciada respecto a la tercera
iniciativa. La MROM describe a las relaciones entre ambos países como
carentes de "imaginación y de nuevas perspectivas. Agotadas en el
tiempo y por el tiempo, el tipo de relaciones entre nuestros dos países
no supera el núcleo duro de equívocos y el cruce veloz de políticas
erráticas que se interponen a la solución de sus diferendos".
La MROM es así: echa las palabrotas al estilo de un boyero, pero de
cuello y corbata. Sin embargo, basta leer los diarios para hallar verdad en las
introspecciones cangrejicias: Cuba, único país del mundo sujeto a
sanciones que involucran alimentos y medicinas, ése es el hecho; cubanos,
impedidos de comunicarse directamente por vía telefónica y postal,
para no contar de las coyundas a libertades mundialmente reconocidas. ¡Oh,
inventario de esclavitudes!
El estilo de la MROM parece inocuo. De verdad que su labor actual asemeja
una reflexión sobre la inmortalidad del "cangrejo". Pero en ese
modo de oponerse a Fidel Castro, y a la política de sanciones económicas
unilaterales de Estados Unidos a Cuba, se manifiesta un germen que sería
una estupidez obviar: lejos de insistir en el conflicto como esencia del cambio
social, la MROM apuesta por la disputa. El primero se rige por las pasiones; la
segunda, por la definición y presentación de demandas y su
posterior negociación. ¿Algo nuevo en las luchas políticas?
Ni hablar. Es sólo una reflexión sobre la inmortalidad del "cangrejo".
Mortal, por cierto.
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