Un
camino para sobrevivir en la desesperanza
Milagros Beatón, APLO
SANTIAGO DE CUBA, diciembre - Mujeres que se pierden en los laberintos de la
vida en Santiago de Cuba, víctimas del hambre y de la desesperanza,
rondan por las calles de esta ciudad en horas de la madrugada, de cada
madrugada. La infelicidad se pone al descubierto en la intimidad de sus
desventuras y en el desprecio de un segmento de la sociedad por sus actos.
Cuando la noche se hace vieja, mujeres jóvenes, con maquillajes
frescos y seductores vestuarios casi siempre negros, desnudan sus intenciones,
palpan la oscuridad, porque necesitan amparar sus figuras y sus almas con el
abrigo de la moneda. La mayor aspiración de sus paseos es encontrar
turistas extranjeros que paguen por el valor del ofrecido cuerpo. Si esto no
ocurre y la jornada casi concluye sin provecho van, como último recurso,
a conquistar un galán cubano, pues la regla del oficio es: "no
volver a casa con las manos vacías".
Muchas son las anécdotas callejeras que cuentan las degradantes
modalidades usadas durante los contactos sexuales para complacer a los hombres,
en su mayoría europeos, y que son ejecutadas por la tentación de
obtener mayor provecho material. La corrupción se impone.
La prostitución fue criticada fuertemente por el actual gobierno de
la Isla cuando llegó al poder en 1959. En aquel entonces, se ordenó
la eliminación de los prostíbulos, se prohibieron esas prácticas
y se prometió amparar a esas mujeres de las que se dijo eran víctimas
de la sociedad burguesa.
Pero hace algunos años en el país surgió un grave fenómeno
social llamado "jineterismo", que tiene su origen en las mismas entrañas
del engranaje económico, político y social existente.
Por su parte, las autoridades están impotentes ante la explosión
de las jineteras y recurrieron a las leyes y a las cárceles para tratar
de controlar el escándalo.
No obstante, el fenómeno persiste y hay quienes opinan que se
extiende. Las jineteras son perseguidas, principalmente, porque su existencia
muestra al mundo que la sociedad socialista no es buena y que ellas resuelven
ciertos problemas y calman las necesidades elementales del ser humano prostituyéndose,
pero sin la ayuda del paternal Estado.
La vida de la mujer cubana es difícil. Son muchas las que optan por
el comercio de sus cuerpos como única salida, como forma de sobrevivir en
una sociedad hostil y desesperanzada.
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