Más
oscuridad para el régimen castrista
Héctor Maseda, Grupo Decoro
LA HABANA, diciembre - Con la segunda detención en menos de 24 horas
de Juan Carlos Foyo Pérez, dirigente del Movimiento Pro Derechos Humanos
24 de Febrero, por un operativo de la policía política suman
varias decenas los disidentes arrestados entre el 3 y el 4 de diciembre, en
diferentes puntos del país, como consecuencia de la más reciente
cacería de brujas desatada por el régimen de Fidel Castro.
Los municipios habaneros Centro Habana, San Miguel del Padrón y
Arroyo Naranjo, por sólo citar tres de los más afectados, no
escaparon a la última operación debido a la intolerancia política
del gobierno de Cuba. En las provincias orientales -según la prensa
independiente de esa región- aparecieron algunos carteles contestatarios
y los detenidos -si fueron los autores- no están vinculados a ningún
grupo opositor, lo que debe constituir una gran preocupación para las máximas
autoridades, ya que pudiera significar que la resistencia cívica se
extiende silenciosamente a lo largo y ancho de la Isla.
El Ministerio del Interior movilizó a cientos de policías y
medios técnicos para frenar el descontento popular que aumenta por día
y fluye de manera casi espontánea. Su objetivo: prohibir procesiones
religiosas, misas, vigilias y recogimientos espirituales, así como
reuniones de organizaciones no gubernamentales o comunidades de Esperanza,
medioambientalistas y de criterios socio-políticos alternativos. Para las
autoridades cubanas lo que se aparte de su discurso oficial es subversivo.
La magnitud de su intolerancia ideológica ha llegado a niveles tales
que no distinguen la diferencia entre una velada religiosa por el día de
Santa Bárbara, como ocurrió en casa de Isabel del Pino, que fue prácticamente
sitiada por un operativo, y una reunión de disidentes pacíficos,
que tampoco la policía tiene derecho a molestar siempre que no afecte los
patrones de moralidad o la tranquilidad ciudadana.
Esta actitud del régimen demuestra una realidad: la dirección
del país está nerviosa. No se siente segura. Sabe que la doble
moral alimentada por ella misma ha calado a fondo la sociedad y ni siquiera
ellos (los comunistas) creen en las demostraciones de apoyo al régimen
que pretenden demostrarle a la opinión internacional. Tratan de engañar
al mundo con sus manipulaciones, pero no caen en su propia trampa.
Los recientes fracasos obtenidos por la administración gubernamental
en foros tan importantes como la visita a Venezuela y la X Cumbre
Iberoamericana, así como el gastado discurso que preside su política
exterior, deben despertarle sentimientos de frustración y aislamiento
como nación, lo que promete, al mismo tiempo, su maniobrabilidad económica
y comercial, talón de Aquiles común a todos los regímenes
totalitarios de extrema izquierda.
En fin, no sería descabellado pensar que el régimen castrista,
debido a su incompetencia gubernamental, ineptitud económica, continuados
fracasos políticos y rechazo internacional a las ideas que promueve y que
nada aportan al conocimiento humano, se hayan decidido a desatar una nueva
oleada de terror y demostración de poder dentro del país.
Lo cierto es que los cubanos no nos llamamos a engaño. Ya hemos
sufrido anteriormente experiencias similares y, en esta ocasión, el único
aporte que nos brinda es más oscuridad para el régimen castrista.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|