Reflexiones
en la barriga de un camello
Rev. Pedro Crespo, Grupo Decoro
LA HABANA, diciembre - Les confieso que no es el lugar idóneo, pero
si la reflexión es constructiva, le ayuda a adquirir paciencia y, sin
violar las leyes de la física, estar allí y no estar, porque su
masa encefálica estará en sabe Dios qué lugar. Pero mi
reflexión, lejos de llevarme a un sitio paradisiaco, me llevó a la
realidad insoslayable del camello habanero. Lo primero que me vino a la mente
fue su diseñador. Y me lo imaginé delgado, con una gran joroba en
su espalda y un cigarrillo en la comisura de los labios, al estilo de los
actores de cine de la década del 50. ¡Pero el camello resuelve!, me
gritó mi conciencia. Tuve que asentir.
¿Cuántas personas caben en él? Sólo sé que
cuando uno de ellos llega y el conductor grita, feliz y contento: "Caballero,
a bajarse, que esto se rompió", la gente de la parada huye
despavorida y defraudada sin la menor pizca de esperanza de llegar al destino
previsto, por la gran cantidad de los "Homo sapiens" que se apean del
artefacto.
Si es usted de mediana estatura, no intente subirse al camello, sobre todo,
si viene lleno (¿cuándo no?). El diseño de nuestro camello ha
sido concebido para ser usado por los integrantes de nuestro equipo de voleibol.
Si usted es de mediana estatura debe viajar dispuesto a sujetarse de cualquier
cosa o de cualquier persona.
Una vez que usted logre introducirse en el camello, la segunda odisea es
subirse o mejor treparse a una de sus jorobas (la cola de la parte delantera).
Esta tarea tiene su equivalente en la escalada de nuestro Pico Turquino. Ahora,
en época invernal, nuestro camello nos ofrece un poderoso abrigo metálico,
envidia de cualquier ciudadano estival y por otro lado, le ofrecen a usted, sin
costo alguno, el mejor de los perfumes, fruto de la combinación jamás
soñada ni por la famosa Juanita Mateo.
De lo que sí estoy convencido es de nuestra capacidad de inventiva.
Desde aquellas famosas "polaquitas" de la década del sesenta a
los camellos de hoy van unos cuantos años, suficientes para certificar mi
sentencia de cara al tercer milenio.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|