Totalitarismo
versus libre expresión
Fara Armenteros, UPECI
LA HABANA, diciembre - El incidente protagonizado por el mandatario cubano
Fidel Castro y el presidente salvadoreño Francisco Flores ha desatado una
extensa campaña en los medios informativos de Cuba, que pone de relieve
diversos contrastes y mueve a la reflexión. Uno de ellos es la libertad
de expresión de los ciudadanos de El Salvador.
Los medios cubanos, en manos todos del Partido Comunista, entrevistaron
desde un diputado hasta estudiantes que expresaron sus opiniones contrarias al
presidente Flores.
Pero, en Cuba, no se pueden manifestar libremente las opiniones opuestas al
criterio oficial so pena de cárcel. Sólo para ejemplificar con
algunos de los más recientes casos podemos citar a Pedro Pablo Alvarez
Ramos, sindicalista independiente encarcelado por anunciar un congreso de la
agrupación que él dirige, así como Marcos Lázaro
Torres León, preso por celebrar la fecha del 30 de noviembre, y Ramón
Suárez encerrado por colocar proclamas en favor de los derechos humanos.
A José Adolfo Reyes lo han despojado de varias camisetas que tenían
letreros en pro de los derechos civiles.
Reyes, coordinador del Movimiento de Integración Racial, ha sido
amenazado por oficiales de la Seguridad del Estado que de continuar con la
realización de actos en defensa de la integración racial; pasará
las Navidades encarcelado.
Una situación similar se produjo en la finca Baraguá, ubicada
en el municipio habanero San Miguel del Padrón, donde la policía
política desplegó un operativo e impidió la celebración
allí de una reunión. En esta ocasión resultaron arrestados
los disidentes Juan Guillermo Rocha González y Humberto Perugurría.
Por otro lado, el 29 de noviembre fueron detenidos en Santa Clara un grupo
de opositores que se disponían a conmemorar el aniversario del Partido
Democrático 30 de Noviembre Frank Pais.
En Alquízar, a los disidentes Lázaro Ezequiel Páez y
Luis González, que fueron rescatados y devueltos cuando intentaban
alcanzar territorio estadounidense, la Seguridad del Estado constantemente los
acosa y amenaza con meterlos en prisión.
Así, y hasta mucho peor, reaccionan los regímenes totalitarios
ante el ejercicio de la libre expresión del pensamiento.
Al mencionar libertad de expresión hay que hablar de elecciones. La
autocracia no escoge en las urnas ni en los tribunales de justicia a sus
gobernantes, sino que cuando la población deposita su boleta ya el
gobernante ha sido elegido.
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