CUBANET .INDEPENDIENTE

1 de diciembre, 2000


Tribulaciones de un padre disidente

Héctor Maseda, Grupo Decoro

LA HABANA, noviembre - Ser disidente pacífico y periodista independiente en Cuba constituye un delito político penado por las leyes. Si además, y contrario a lo que se propone el gobierno de Fidel Castro, le enseñamos a nuestros hijos a pensar por sí mismos y a tener mente universal, el delito adquiere entonces dimensiones de crimen de lesa cubanía y un padre puede perder, adicionalmente, sus derechos potestativos sobre los hijos menores de edad.

Juan Gregorio Molina Nieves es actualmente el corresponsal de la revista Lux Info Press en la provincia de Las Tunas y delegado provincial en esa región de la Federación Sindical de Plantas Eléctricas, Gas, Agua y sus Anexos desde 1998. Su domicilio, radicado en la calle Adonis Cabrera #96 entre 33 y Circunvalación, en la capital tunera, es centro de reunión de todo aquél que disiente pacíficamente con el régimen político que reina en el país.

La policía política lo detiene y cita con frecuencia, amenaza y hostiga de forma ocasional. Ha sufrido agresión física y recientemente mitin de repudio (turbas paramilitares que agreden a los disidentes y les gritan consignas gubernamentales). Los oficiales de la Seguridad del Estado que controlan su actividad le recordaron que tenía familia y le prometieron tomar medidas más enérgicas si insistía en divulgar noticias nacionales hacia el exterior de Cuba.

Juan Gregorio estableció una relación amorosa con la señora Migdalia Alvarez Duarte hasta hace algunos años. De ese vínculo nació una niña nombrada Daisa Molina Alvarez, que en la actualidad tiene 10 años de edad.

"En diciembre de 1999 -recuerda Molina- consulté con la mamá de la pequeña para que la autorizara a participar en el concurso denominado "Rescatando a los Reyes Magos". El programa fue divulgado por Radio Martí y patrocinado por organizaciones no gubernamentales norteamericanas. Su objetivo: retomar la costumbre cristiana de celebrar el 6 de enero como día de los niños, ocasión en que los padres acostumbrábamos hacerle regalos a nuestros hijos, tradición que erradicó en Cuba el régimen totalitario hace varias décadas. La mamá de Daisa no puso reparos. Yo asumí estaba de acuerdo, y así lo hice".

La sorpresa golpeó a Juan Gregorio al concluir el curso escolar 1999-2000. Cuando trató de llevar a su hija para que pasara las vacaciones con sus otros dos hermanos, la mamá de Daisa le informó que no permitiría se relacionara con la niña porque ejercía mala influencia sobre ella al obligarla a participar en aquel programa extranjero e inculcarle ideas contrarias a la formación política que deseaba para la menor. Discutieron civilizadamente. No llegaron a puntos coincidentes y decidieron resolver las diferencias por la vía jurídica.

Comenzaron los procesos. "El primero, ante el Tribunal Municipal de Las Tunas -señala Juan Gregorio- el 7 de septiembre del 2000, que falló a mi favor. La misma Daisa apeló a la Fiscalía Municipal, que dejó sin efecto el resultado de la audiencia anterior y me limitó los contactos con mi hija. Elevé la disputa al Tribunal Provincial de Las Tunas el 31 de octubre (Causa 58 del 2000), que ratificó la decisión de la Fiscalía Municipal pero, además, fui acusado de terrorista por el fiscal y de intento de secuestrar a mi pequeña con fines migratorios. Nada más absurdo. Yo soy periodista independiente y disidente pacífico. Ningún acto de mi vida me puede caracterizar como terrorista. Tampoco pretendo separar a la pequeña de su madre por medios ilegales. Hace cuatro meses que no puedo comunicarme con mi hija. Se me ha negado el derecho a dirigirme al tribunal o a que se me cite como testigo por la defensa".

Lo cierto es que Gregorio considera a la policía política como máxima responsable de lo ocurrido. Razones no le faltan para pensarlo: Es el único periodista independiente con teléfono propio que se mantiene en la ciudad. Su eliminación como comunicador significaría silenciar las noticias que podrían salir al exterior desde aquella zona del país sin ningún tipo de censura. "Ese es el motivo por el cual el aparato represivo de Castro endureció las medidas contra mi persona -puntualiza Juan Gregorio- extendiéndolas hacia mi pequeña hija. Ella es su víctima principal".

El periodista apeló al Tribunal Supremo. Quiere agotar las instancias encargadas de impartir justicia en Cuba, pero está convencido que ya no se enjuicia un drama familiar, sino las ideas políticas opuestas a un régimen totalitario de un padre.

Juan Gregorio solicitó el apoyo de los movimientos sindicales internacionales para que el mundo entero conozca la tragedia que le ha tocado vivir en pleno final del siglo XX.

¡Qué distintas han sido las posiciones adoptadas por las autoridades cubanas en el caso de Juan Gregorio y su hija Daisi y la asumida en favor del retorno a Cuba del niño Elián González Brotons, y los derechos potestativos del padre de ese menor!

En la Cuba de nuestros días, la ley se inclina a favor de los que tienen el poder, no de los que están asistidos por la razón.


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