Tribulaciones
de un padre disidente
Héctor Maseda, Grupo Decoro
LA HABANA, noviembre - Ser disidente pacífico y periodista
independiente en Cuba constituye un delito político penado por las leyes.
Si además, y contrario a lo que se propone el gobierno de Fidel Castro,
le enseñamos a nuestros hijos a pensar por sí mismos y a tener
mente universal, el delito adquiere entonces dimensiones de crimen de lesa cubanía
y un padre puede perder, adicionalmente, sus derechos potestativos sobre los
hijos menores de edad.
Juan Gregorio Molina Nieves es actualmente el corresponsal de la revista Lux
Info Press en la provincia de Las Tunas y delegado provincial en esa región
de la Federación Sindical de Plantas Eléctricas, Gas, Agua y sus
Anexos desde 1998. Su domicilio, radicado en la calle Adonis Cabrera #96 entre
33 y Circunvalación, en la capital tunera, es centro de reunión de
todo aquél que disiente pacíficamente con el régimen político
que reina en el país.
La policía política lo detiene y cita con frecuencia, amenaza
y hostiga de forma ocasional. Ha sufrido agresión física y
recientemente mitin de repudio (turbas paramilitares que agreden a los
disidentes y les gritan consignas gubernamentales). Los oficiales de la
Seguridad del Estado que controlan su actividad le recordaron que tenía
familia y le prometieron tomar medidas más enérgicas si insistía
en divulgar noticias nacionales hacia el exterior de Cuba.
Juan Gregorio estableció una relación amorosa con la señora
Migdalia Alvarez Duarte hasta hace algunos años. De ese vínculo
nació una niña nombrada Daisa Molina Alvarez, que en la actualidad
tiene 10 años de edad.
"En diciembre de 1999 -recuerda Molina- consulté con la mamá
de la pequeña para que la autorizara a participar en el concurso
denominado "Rescatando a los Reyes Magos". El programa fue divulgado
por Radio Martí y patrocinado por organizaciones no gubernamentales
norteamericanas. Su objetivo: retomar la costumbre cristiana de celebrar el 6 de
enero como día de los niños, ocasión en que los padres
acostumbrábamos hacerle regalos a nuestros hijos, tradición que
erradicó en Cuba el régimen totalitario hace varias décadas.
La mamá de Daisa no puso reparos. Yo asumí estaba de acuerdo, y así
lo hice".
La sorpresa golpeó a Juan Gregorio al concluir el curso escolar
1999-2000. Cuando trató de llevar a su hija para que pasara las
vacaciones con sus otros dos hermanos, la mamá de Daisa le informó
que no permitiría se relacionara con la niña porque ejercía
mala influencia sobre ella al obligarla a participar en aquel programa
extranjero e inculcarle ideas contrarias a la formación política
que deseaba para la menor. Discutieron civilizadamente. No llegaron a puntos
coincidentes y decidieron resolver las diferencias por la vía jurídica.
Comenzaron los procesos. "El primero, ante el Tribunal Municipal de Las
Tunas -señala Juan Gregorio- el 7 de septiembre del 2000, que falló
a mi favor. La misma Daisa apeló a la Fiscalía Municipal, que dejó
sin efecto el resultado de la audiencia anterior y me limitó los
contactos con mi hija. Elevé la disputa al Tribunal Provincial de Las
Tunas el 31 de octubre (Causa 58 del 2000), que ratificó la decisión
de la Fiscalía Municipal pero, además, fui acusado de terrorista
por el fiscal y de intento de secuestrar a mi pequeña con fines
migratorios. Nada más absurdo. Yo soy periodista independiente y
disidente pacífico. Ningún acto de mi vida me puede caracterizar
como terrorista. Tampoco pretendo separar a la pequeña de su madre por
medios ilegales. Hace cuatro meses que no puedo comunicarme con mi hija. Se me
ha negado el derecho a dirigirme al tribunal o a que se me cite como testigo por
la defensa".
Lo cierto es que Gregorio considera a la policía política como
máxima responsable de lo ocurrido. Razones no le faltan para pensarlo: Es
el único periodista independiente con teléfono propio que se
mantiene en la ciudad. Su eliminación como comunicador significaría
silenciar las noticias que podrían salir al exterior desde aquella zona
del país sin ningún tipo de censura. "Ese es el motivo por el
cual el aparato represivo de Castro endureció las medidas contra mi
persona -puntualiza Juan Gregorio- extendiéndolas hacia mi pequeña
hija. Ella es su víctima principal".
El periodista apeló al Tribunal Supremo. Quiere agotar las instancias
encargadas de impartir justicia en Cuba, pero está convencido que ya no
se enjuicia un drama familiar, sino las ideas políticas opuestas a un régimen
totalitario de un padre.
Juan Gregorio solicitó el apoyo de los movimientos sindicales
internacionales para que el mundo entero conozca la tragedia que le ha tocado
vivir en pleno final del siglo XX.
¡Qué distintas han sido las posiciones adoptadas por las
autoridades cubanas en el caso de Juan Gregorio y su hija Daisi y la asumida en
favor del retorno a Cuba del niño Elián González Brotons, y
los derechos potestativos del padre de ese menor!
En la Cuba de nuestros días, la ley se inclina a favor de los que
tienen el poder, no de los que están asistidos por la razón.
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