¿Seguirán a los konsomoles jóvenes comunistas cubanos?
María del Carmen Carro, UPECI
LA HABANA, 27 de abril - Una joven estudiante de Medicina, en una entrevista que tuvo lugar aquí el 4 de abril en la base del monumento a José Martí en la llamada Plaza de la Revolución, declaró: "No estamos de acuerdo con los que dicen que son
comunistas de corazón, hay que tener el valor de llevar un carné de Militante y mostrarlo".
O la historia quiere repetirse o son simples casualidades. Estas manifestaciones de jóvenes cubanos al rechazar el carné de comunista se parecen a las actitudes que tomaron los konsomoles en la extinta Unión Soviética cuando escondían la insignia del
Konsomol en el solapín de sus sacos.
En la actualidad, según datos que ofrecen dirigentes de esta organización en Cuba, de cada 12 jóvenes sólo uno acepta la militancia en la UJC, y de ellos muchos esperan llegar a cumplir los 30 años dejar de pertenecer a esa organización.
Si comparamos el comportamiento de estas organizaciones en ambos países veremos que los konsomoles de la antigua URSS, muy por el contrario a los cubanos, después del XX Congreso pusieron fin a que las orientaciones vinieran desde arriba, aunque en otros aspectos como es la
satisfacción de sus necesidades se manifestaban igual que en Cuba.
Los jóvenes de la antigua URSS recibían pocas atenciones por parte del Estado donde sólo el 6 o el 7 por ciento de la producción era destinado a satisfacer las necesidades de los mismos. Algo parecido sucede con la juventud en Cuba,
donde los precios del mercado están fuera de sus posibilidades.
Sin embargo, los konsomoles fueron mucho más allá de lo establecido por años y planificaron encuentros de solidaridad y programas conjuntos con jóvenes de Estados Unidos, y llegaron en sus pronunciamientos antigubernamentales a realizar mítines ecológicos
de protesta.
Todos estos pasos anunciaban la ruptura con la política establecida, y además por sus propias contradicciones internas la organización de los konsomoles fue valorada por el periodista norteamericano Bill Keller, del New York Times, como caduca, burocrática y
podrida.
La organización en Cuba tiene características que la diferencian: las orientaciones todas son de arriba y todavía fomentan y seleccionan liderazgos vocingleros como el de Hassán Pérez y Otto Rivero, fieles exponentes de una sola política: la del
Partido Comunista de Cuba.
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