Desórdenes en el transporte público
José Diego Rodríguez, APIC
LA HABANA, abril - Maltratos verbales y hasta físicos reciben diariamente los pasajeros de los ómnibus metropolitanos de ciudad de La Habana.
Llueven las ofensas, gritos, empujones. Los desórdenes en las paradas, motivados por el déficit del transporte y la imperiosa necesidad de tomar la guagua por parte de personas que llevan largo rato esperándola, ponen de muy mal carácter a choferes y conductores.
El respeto por niños, mujeres y ancianos se ha perdido. En el forcejeo por subir al bus rige la ley del más fuerte. En su afán por imponer disciplina y de cumplir las restricciones en cuanto a cantidad de pasajeros permitida, los cobradores de los boletos, por lo general,
caen en la indecencia y el maltrato.
También abundan los casos de los choferes que manejan a exceso de velocidad con el ómnibus repleto. Las riñas entre pasajeros son frecuentes, tanto en las paradas como en el interior de los vehículos, las que ponen en la peligro la integridad física de los
viajeros.
Hay quienes prefieren caminar un largo trecho antes que subir a una guagua, donde pueden afrontarse algunos peligros y amarguras, entre ellos el carterismo.
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