Consumir frutas en Cuba es un tabú si se espera por el Estado
LA HABANA, 20 de abril (Graciela Alfonso) - La falta de atención y la deforestación de importantes áreas en las últimas décadas inciden en la escasez de frutas en el país.
Lo cierto es que la mayoría de los cubanos nacidos después de 1959 desconocen el sabor del canistel, el anón, el caimito, la guanábana y el mamey de Santo Domingo, sólo para mencionar algunas frutas.
En el bajo nivel de consumo de las frutas inciden dos aspectos. Uno es la poca diversidad en los mercados agropecuarios, y el otro los elevados precios.
A la Empresa de Frutas Selectas, encargada de comercializar el producto fresco, le urge garantizar el abastecimiento a los hoteles y otras instalaciones turísticas. Para el año 2010 esa entidad necesitará 23 mil 600 toneladas de frutas no cítricas. Los
especialistas afirman que de la semilla al plato el viaje es largo. El mamey, el mango y el coco tardan más de 10 años en fructificar.
Desde el ángulo económico la suma de las necesidades del turismo más las exportaciones totalizan decenas de miles de toneladas. Lo anterior confirma que la realidad presente amenaza ser duradera. Para el cubano promedio el consumo de frutas seguirá siendo tabú
si espera por los proyectos estatales.
No obstante, los planes de las cooperativas independientes Progreso Uno, de Guantánamo, y Baraguá, de la ciudad de La Habana, incluyen frutales en los cultivos principales.
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