Violencia de la policía política contra un pacífico opositor
LA HABANA, 13 de abril (Héctor Maseda, Grupo de Trabajo Decoro) - El presidente del Grupo de Apoyo al Colegio de Pedagogos Independiente de Cuba, Juan Carlos Follo Pérez, en el municipio capitalino de Marianao, denuncia el acoso y las provocaciones a que lo somete la policía
política y otros cuerpos represivos del régimen de Castro, desde febrero del presente año.
Primero, el 28 de febrero, su casa fue registrada por fuerzas mixtas del Departamento de Seguridad del Estado (DSE) y de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) que le decomisaron un balón de gas (para la cocina) y su regulador, los cuales no le han sido devueltos a pesar de que
Follo Pérez demostró su legítima posesión. No obstante, en el acta policial levantada al efecto aparece que ambos artículos son de procedencia desconocida.
El segundo acto de hostigamiento estuvo a cargo de la presidenta del Comité de Defensa de la Revolución (CDR) -una organización paramilitar enmascarada de ONG que se dedica a vigilar y delatar a los disidentes- de la cuadra donde vive Juan Carlos Follo Pérez. La
dirigente de los CDR se personó en el domicilio del disidente y le dijo que estaba obligado a votar en las elecciones unipartidistas del Partido Comunista de Cuba o de lo contrario tenía que entregarle un escrito donde le expusiera por qué razones no participaba en las
elecciones del llamado Poder Popular, para ella, la presidenta del CDR entregársela al jefe del sector de la PNR.
Ante esa provocación, Follo Pérez le respondió a la responsable del CDR: "Yo soy un opositor político y no voto por los comunistas. Tampoco tengo que entregarle ningún escrito ni decirle por qué no participo en estas elecciones, pues es un derecho
ciudadano participar o no en las elecciones".
Apenas 72 horas después del encuentro con la líder cederista, el jefe del sector policial se presentó en el domicilio de Follo Pérez. Llegó en forma descompuesta y amenazadoramente le dijo que si no asistía a la votación y depositaba su boleta en
las urnas, entonces, lo borraría del registro de direcciones. Estar inscrito en dicho registro es lo que legaliza a un nacional en la zona donde vive. Follo Pérez reside en calle 59 número 11422, entre 114 y 116, Marianao, hace más de diez años.
Pero el acoso no se detuvo y el 26 de marzo último la policía montó una operación de sitio en torno a la cuartería donde vive el disidente interceptando a toda persona que entraba o salía del lugar.
El hostigamiento llegó a la mayor tensión el 6 de abril pasado cuando el jefe del sector de la PNR, en compañías de dos policías, al ver llegar a Follo Pérez, a su esposa y sus dos hijas menores de edad -que regresaban del hospital donde estuvo ingresada
una de las niñas por padecimientos bucales- interceptó al disidente y le dijo provocadoramente: "¿Ya le sacaste a tu hija los dientes con que iba a comer las buenas carnes?"
Follo Pérez, indignado, le respondió: "¡Ojalá y no se los hayan puesto a tu madre!". Al instante el jefe de la policía se abalanzó sobre el opositor sin tener en cuenta la presencia de su familia, pero la rápida intervención de la
esposa de Follo Pérez impidió que el incidente llegara a desenlazar en una tragedia.
Dos días después, el sábado 8 de abril, Juan Carlos Follo Pérez recibió una citación oficial para que ese día se presentara en la sede de la policía política, llamada popularmente Villa Maristas. Una vez en el lugar, el disidente
fue interrogado por un oficial con grado de mayor, que no se identificó, el que se limitó a decirle a Follo Pérez que a partir de instante estaba en prisión domiciliaria hasta el día 17 del presente mes, fecha en que ya habrá concluido la celebración
de la Cumbre Sur-Sur que tiene lugar en esta capital desde el 10 y hasta el día 14. "Si haces algún tipo de contacto con los participantes en la Cumbre te vamos a desaparecer", le dijo el gendarme.
El señor Juan Carlos Follo Pérez pidió que se revelaran estas acciones de la Seguridad del Estado en su contra, no sólo para cumplir con lo que él llama su "elemental deber ciudadano" sino principalmente porque los hostigamientos del DSE están
afectando la salud mental de sus hijas, ambas menores de edad.
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