AREQUIPA, Perú. – La presencia china en Cuba es un testimonio viviente de la diversidad cultural del país. Comenzando en 1847, los trabajadores chinos de las provincias de Cantón y Fujian fueron llevados a la Isla bajo contrato para trabajar en los campos de caña de azúcar.
Aunque inicialmente eran requeridos como empleados, muchos se establecieron permanentemente en territorio cubano, formando una comunidad que se integró profundamente en nuestra historia e identidad.
El censo cubano de 2012 registró aproximadamente 113 ciudadanos chinos viviendo en la Isla. Según estimaciones, hay 20.000 descendientes de chinos en Cuba. Estos chino-cubanos, como se les conoce, son descendientes de inmigrantes chinos y cubanos que han mantenido viva su herencia cultural a lo largo de generaciones.
La inmigración china a Cuba fue motivada por varias razones, incluyendo la búsqueda de oportunidades económicas y la huida de la opresión política y religiosa en China. A pesar de las dificultades iniciales y la discriminación, los chinos en Cuba lograron emanciparse de su esclavitud en 1877 gracias al Tratado Chino-Español.
Según el historiador Julio Le Riverend, tan solo entre los años 1847 y 1874 llegaron a La Habana alrededor de 150.000 chinos, en su mayoría hombres.
A lo largo de los años, esa comunidad asiática en la Isla se ha adaptado y ha contribuido significativamente a la sociedad cubana. Muchos chinos se casaron con mujeres cubanas de ascendencia africana y española, dando lugar a una rica mezcla cultural y étnica. Durante eventos históricos como la Guerra de los Diez Años y la Guerra Hispano-Cubana-Americana, los chino-cubanos se unieron a las fuerzas libertadoras, demostrando su lealtad a su patria adoptiva.
Sin embargo, el cambio político en 1959 trajo consigo desafíos económicos y políticos para la comunidad china. Muchos dueños de tiendas y restaurantes se vieron obligados a salir de la Isla tras sufrir expropiaciones por el nuevo gobierno. La mayoría de ellos se establecieron en Estados Unidos, especialmente en Miami, aunque algunos se dirigieron a otros países de América Latina y el Caribe.
A pesar de los retos, los chino-cubanos han perseverado y han contribuido positivamente a sus comunidades en diversas formas. Muestra de ello es el barrio chino ubicado en el municipio de Centro Habana, uno de los más antiguos “Chinatowns” de América Latina.