LA HABANA, Cuba. – Apenas amaneciendo, con el cabello ya desaliñado y la frente sudorosa de caminar la ciudad en busca de un cajero automático donde extraer dinero, Idania Rodríguez Salas resume en pocas palabras el reto que significa acceder a ese servicio: “un dolor de cabeza que no tiene fin, un invento más para joderle la vida al cubano”.
Al filo de las nueve de la mañana ella sabe que tiene perdida la batalla contra el tiempo. Con los minutos justos para llegar temprano al trabajo, decide abandonar la búsqueda con la esperanza de una mejor suerte en la tarde.
“No se puede nadar contra la corriente pero, mientras no se demuestre lo contrario, los cajeros -automáticos- son un atraso en este país”, comentó Rodríguez.
Desde que en 2008 iniciara la masificación del pago salarial digitalizado mediante tarjetas magnéticas, no son pocos los cubanos que como Idania se quejan del deficitario servicio que presta el Banco Central de Cuba (BCC) en la modalidad de cajeros automáticos.
Las cifras oficiales reflejan que en la capital operan 522 cajeros automáticos de los 926 existentes en el país. Sin embargo, la cantidad de personas que manejan una tarjeta magnética sobrepasa la capacidad de respuesta de un servicio que colapsa con frecuencia.
Teclados rotos, problemas de conexión a la red, ausencia de billetes, equipos fuera de servicio por tarjetas trabadas en su interior y colas que parecen no tener fin son dificultades a las que, durante años, se han tenido que enfrentar los clientes.
Las malas prestaciones de los cajeros automáticos, según han argumentado varios funcionarios del BCC en medios oficiales, responden a causas multifactoriales como la exposición al clima -la mayoría de los cajeros fueron emplazados sin protección para el sol o la lluvia-, el deterioro por los años de explotación sin recibir mantenimiento, los actos de vandalismo y la imposibilidad de invertir en nuevos equipos.
Aunque cada vez son más las voces que exigen soluciones a corto plazo, las medidas adoptadas por la entidad bancaria continúan entorpeciendo la extracción de dinero.
En uno de los movimientos previos a la entrada en vigor del ordenamiento monetario y el incremento salarial, el Banco Metropolitano S. A. dispuso el 15 de diciembre pasado la retirada del CUC de los cajeros y el cambio de las denominaciones de los billetes en pesos cubanos (CUP) que se pueden extraer.
Zulema Cáceres afirma que, desde entonces, las personas no pueden retirar el monto total de sus cuentas. La reforma dispone que un grupo de cajeros nada más utilice billetes de 1 000, 500, 200 y 100 pesos; en tanto un segundo grupo dispensa las denominaciones de 500, 200, 100 y 50.
“Para mucha gente cada centavo cuenta, es vital, y muchas veces te quedan menos de cien pesos sin que aparezca un cajero que tenga billetes chiquitos”, argumenta Cáceres, trabajadora civil del Ministerio del Interior (MININT).
La mujer sostuvo que además de la dificultad para encontrar un cajero con las denominaciones más bajas, la exclusión de los billetes de 10 y cinco pesos obliga a la mayoría de los trabajadores a dejar un mínimo constante de 49 pesos del salario -o cuentas corrientes- en las arcas del Estado.
“Parece poco, pero no, es el equivalente a un paquete de pollo, un pomo de aceite, unas libras de tomates u otras viandas que no vas a poder llevar a la casa”, dijo.
La implementación del ordenamiento monetario y el aumento de salarios y precios choca con una normativa bancaria que impide a los clientes retirar más de 2 000 pesos diarios de los cajeros.
Belkis Fernández, empleada de la Empresa Provincial de Comercio, explica que desde el 1 de enero todos los trabajadores cubanos ganan por encima de esa cifra, por lo que se necesita asistir al cajero automático en más de una ocasión para sacar todo el salario.
“La inflación está tan alta que no puedes sacar de poco en poco porque en electricidad y ‘mandados’ -canasta básica- ya estas gastando sobre los 2 000 pesos. Si es complicado sacar dinero una vez, dos veces es un suplicio”, acotó Fernández.
En el mismo caso se encuentran las personas que mantenían una cuenta en CUC, quienes de la noche a la mañana vieron como el monto de su dinero aumentó 24 veces, pero sin ganar en valor o poder adquisitivo.
“El CUC era un rollo, pero ahora es peor. Para comprar un par de zapatos, que casi todos valen más de 2 000 pesos, hay que esperar dos días para completar el dinero. Antes eran 80, o un poco más, en CUC. Ahora, si estás apurado, te tienes que espantar una cola de horas para sacar el dinero por la caja de un banco, porque por el cajero tú dinero no es tuyo”, aseguró Miguel Echavarría, un cuentapropista del municipio Centro Habana.
En el Banco Metropolitano de 209 y 64, municipio La Lisa, Arturo Ribalta, uno de sus comerciales, destaca que la institución hace un llamado a los clientes para que desde la banca móvil muevan su dinero de manera electrónica, en el pago de la electricidad, telefonía fija y otras facturas admitidas por el sistema.
“Es una necesidad para el banco, para evitar las aglomeraciones y reclamos en los cajeros automáticos. Y para la gente es una comodidad hacer todo eso desde su teléfono celular. Tampoco hay muchas más soluciones”.
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