MADRID, España.- El joven cineasta cubano Fernando Fraguela, cuya obra vive la paradoja —aunque recurrente— de ser exhibida y elogiada fuera de la Isla y censurada en su propio país, conversó con CubaNet sobre algunas de sus producciones cinematográficas, sus próximos trabajos y su sueño de ser testigo del fin de la dictadura y de la reconstrucción de Cuba.
Fraguela se “despidió” de la Isla con una de sus obras más reconocidas: el documental El matadero, grabado durante la pandemia de la COVID-19 y ganador del Premio a Mejor Documental en el Festival de Cine de Málaga 2023.
“Filmar El matadero fue una especie de despedida porque yo sabía que era lo último que iba a filmar en Cuba y lo hice también para llevármelo debajo del brazo y tener muy presente de dónde vengo y a dónde quiero ir”, explica Fraguela en este sentido.
Además, comenta que la idea surgió cuando se encontraba pasando un taller en la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños con el cineasta venezolano Andrés Duque.
“Yo quería ir a mis raíces en Pinar del Río, y filmar este lugar que existe aún y que existirá hasta que no se caiga el régimen”, dice el artista, que conformó El matadero “con muchos fragmentos y muchos traumas de su infancia, no en el sentido familiar, sino del país que le tocó vivir”.
“Me interesaba mucho más el proceso que el resultado final, y sanar de alguna manera conmigo mismo a través de la película. Los que lo han visto, que vivieron lo mismo que yo, han quedado conmovidos”, agrega el realizador, exiliado en España desde el 2022.
“Llegué a España escapando (de la dictadura) porque yo fui uno de los jóvenes que estuvo involucrado en el 27N, salí el 11 de julio de 2021 (11J) y subí imágenes de las que muchos medios se han hecho eco. Tenía miedo de que en cualquier momento tocaran (la Seguridad del Estado) la puerta de mi casa en Cuba”, confiesa.
El cineasta también dio sus consideraciones sobre lo que implica hacer cine dentro de Cuba, y en este sentido apunta que “los cineastas cubanos casi no hacen películas para su público, hablen de lo que hablen”, cuando más se puede poner un reportaje “de esos que hay hoy que el sistema llama documentales, que sean pro gobierno o cierren los ojos ante los verdaderos problemas”.
Hablando desde su experiencia, explica que incluso sus primeras películas, “que no tenían nada que ver con la política”, solo se exhibían una vez al año en la Muestra de Jóvenes Realizadores, y “eso tampoco es conectar con un público”.
Sin embargo, el reconocimiento internacional que está teniendo, para él, “que hace un cine crítico, es muy valioso”, pues que se vea afuera y que se entienda, permite que las personas tengan “esta imagen real de Cuba que no es la que todo el tiempo la propaganda del régimen intenta vendernos”.
No obstante, “claro que me gustaría que una película mía se exhibiera en el cine Chaplin, o en el cine Yara en La Habana a sala llena, pero estaríamos en otra Cuba cuando eso pase”, comenta Fraguela, cuyos filmes Existen y Sueños al pairo fueron censurados por el régimen.
Fernando Fraguela nos adelantó que este año se estrenará La culpa fue de la salamandra, una película que tiene mucho en común con El matadero.
El filme, producido por él y dirigido por Yary Guirado, tiene como eje central una comunidad de edificios de microbrigada en la punta de una loma en el Escambray donde, por idea de Fidel Castro, todos los campesinos que vivían en la zona fueron metidos en ocho edificios en la cima de la montaña. “El Gobierno nunca terminó de construir, no les terminó ni siquiera de construir una carretera, y ahí sobreviven, como casi todos los cubanos”.
Fraguela también se encuentra escribiendo su primer largo de ficción, titulado Tierra Roja, un filme concebido para ser filmado en Cuba, pero, explica, “por mucho que me gustaría que se cayera la dictadura y poder regresar este año o el próximo año a filmarlo, realmente nadie sabe cuándo pueda pasar, entonces estoy intentando producirlo desde acá desde España y rodarla en algún momento”.
Asimismo, menciona que tiene películas escritas que se pudieran rodar en otro sitio, pero realmente están pensadas para ser filmadas en Cuba: “Es a lo que aspiramos casi todos los que nos hemos ido, en algún momento regresar y poner de nuevo nuestra cámara allá. Nuestra cámara en los nuevos procesos que van a venir, de reconstrucción de un país, de reconstrucción de una sociedad y todo lo que eso significa, que ni siquiera nos lo podemos imaginar, pero que yo por lo menos quisiera ser testigo de esa reconstrucción”.