LAS TUNAS, Cuba. – A la luz pública, sin huida espectacular, tranquilamente, como si se hallara encaramado en el box y acaso en lo personal no estuviera lanzando el juego más importante de su vida, Lázaro Blanco Matos, el diestro elegido para abrir los más difíciles juegos en que ha participado la selección nacional de Cuba en los últimos años, acaba de decir adiós a la Federación Cubana de Béisbol (FCB).
Más que en Miami, donde renunció tomar un avión con destino a México para jugar con los Saraperos de Saltillo, la despedida del pitcher multicampeón nacional y jugador profesional debió producirse allá, en su lejana provincia Granma, al preguntarse Lázaro Blanco, ¿para qué y para quién en realidad produce mi talento bajo representación de la FCB?
Luego de concluir su tarea con el equipo de su país, la partida de Lázaro Blanco ha servido una vez más para mostrar como el militarismo castrocomunista denigra a los cubanos cuando dejan de serles útiles.
“Con ese paso rompe los vínculos con el equipo de su provincia y la selección nacional, desde la que proyectó el talento que le permitió incursionar en otros circuitos”, dice la nota oficial de la FCB a propósito de lo que Lázaro Blanco definió al permanecer en Estados Unidos como “rehacer mi vida”, ya sea en el béisbol o en cualquier otra tarea que deba hacer con el propósito de “ayudar a mi familia”, intensión esa -la vocación familiar- la que ha llevado a cientos de miles de cubanos a huir de su patria.
Vamos a ver: según la FCB, comenzando por “el equipo de su provincia y la selección nacional” de béisbol, fue desde donde Lázaro Blanco proyectó “el talento que le permitió incursionar en otros circuitos”. Respecto a esa afirmación es útil preguntar: ¿Qué niño, qué joven, qué mujer u hombre, puede desarrollar en Cuba su talento deportivo si no es bajo el monopolio de la educación estatal? O es que acaso… ¿Las escuelas privadas no están expresamente prohibidas en Cuba?
Las Escuelas de Iniciación Deportiva (EIDE) y las Escuelas de Preparación de Atletas (ESPA) -todas organizadas desde la fundación de ese monopolio estatal que ya se prolonga por más de medio siglo, destinado a la práctica y competición deportiva que se llama INDER (Instituto Nacional de Educación Física y Recreación)- en Cuba funcionan, según decisiones del Partido Comunista de Cuba (PCC) -que, con rango de derecho constitucional, entiéndase ley primera, constituye “la fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado”- en todas las esferas de la vida pública. En lo concerniente a la educación y los deportes, en un daycare (circulo infantil) y hasta en las universidades, es el Estado, y sólo el Estado, quien acondiciona y condiciona, según el artículo 74 de la Constitución, “la preparación, atención y desarrollo de los talentos deportivos”.
Luego, ya sea como deportista o sembrador de mangos… Dónde, de qué forma y sino bajo la férula del PCC, no sólo Lázaro Blanco, si no cualquier cubano residente en Cuba, puede desarrollar sus aptitudes, eso que llamamos talento.
“Talento. Peso antiguo de los griegos (26 kilogramos en Ática). Moneda imaginaria de los griegos que representaba el valor de una suma de oro o plata del peso de un talento. Figurado, aptitud natural para hacer alguna cosa. Entendimiento, inteligencia”, dice el diccionario Larousse acerca del origen y significado que hoy damos a la palabra talento.
El talento, como aptitud, es la capacidad de una persona para desempeñar o ejercer una actividad, que puede ser un quehacer manual, técnico, científico, artístico, intelectual, y la palabra talento, entendida como actitud sobresaliente hacia determinado cometido, tiene precedente en las parábolas de Jesucristo. En la Parábola de los talentos, según S. Mateo 25:29, Jesús dice que al que tiene talento “le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado”.
Aunque el significado de la Parábola de los talentos ha sido objeto de distintas apreciaciones, en la enseñanza cristiana, que no sólo es impartida por la Iglesia, sino también trasmitida de padres a hijos, -y así debió recibirla siendo niño en su terruño de Yara Lázaro Blanco, de su padre, que ahora aprueba la decisión por él tomada- las parábolas de los talentos habrían sido enunciadas por Jesucristo con este propósito bien definido: Si de Dios la persona recibe dones, es de esperar que el ser humano así dotado de talento los aplique de forma provechosa, porque el ocio, la parálisis por cobardía, pereza u omisión delictuosa para hacer rendir los talentos dados, es mal vista y criticada por El Mesías.
Ahora Lázaro Blanco, según el mismo ha dicho dando “gracias a Dios” por la decisión que ha tomado, debió escoger entre el estatismo comunista que se adueña de la persona para lucrar con el talento ajeno como si fuera propiedad pública, y la libertad del individuo para hacer rendir su talento según estime mejor conveniente. Y puesto en el dilema de la Parábola de los talentos según profetizó Jesucristo, Lázaro Blanco optó por la libertad. ¡Amén!
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