LA HABANA, Cuba. — Hace varias semanas, el excéntrico rapero estadounidense de origen mexicano Daniel Hernandez, conocido como Tekashi 6ix9ine o simplemente 6ix9ine, logró reunir casi por accidente a una multitud de jóvenes frente al Hotel Packard (La Habana). Al calor de su presencia en esa instalación, dos personas comenzaron a lanzar billetes cerca del lugar, aunque no se sabe a ciencia cierta quién fue el autor de semejante hecho.
“¿Qué hacían esos jóvenes que dejaron sus importantes tareas revolucionarias para aclamar a esos yanquis?”, se preguntaría Armando Guerra Solo, presidente del CDR 23 del poblado de Tacajó, en Holguín.
Si intentara aclarar las dudas del cederista Armando Guerra, la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), fundada el 4 de abril de 1962 con el objetivo de formar al Hombre Nuevo, sería incapaz de dar una respuesta convincente, porque el sueño de Fidel Castro y Ernesto Guevara de formar un prototipo de individuo “lobotomizado” fracasó y de qué manera.
Cuando se habla del hombre nuevo, dos textos me vienen a la mente: Frankenstein o el Prometeo Moderno, de Mary Shelley, y Corazón de perro, de Mijaíl Bulgákov.
En Frankenstein se cuestiona la posibilidad de procrearnos a través de la ciencia, en divorcio con Dios y la Naturaleza. Al final, Frankenstein muere no por su maldad, sino por la incomprensión de los hombres.
En Corazón de perro, una noveleta satírica, Sharikov (Globito Globitovich), el Frankenstein soviético, muere a manos de su creador, quien comprende que el intento de transformar radicalmente la humanidad a partir del hombre nuevo solo produce malandros.
Ernesto Guevara, en su perturbador ensayo El socialismo y el hombre en Cuba, enfatizó en la necesidad de desarrollar la “conciencia revolucionaria” de forma decisiva y determinante para crear un hombre nuevo, disciplinado, desinteresado y laborioso, antítesis de las perfectas máquinas de matar de las que también habló.
Afortunadamente, en estos 62 años, la Ujotacé (como prefieren escribirlo los castristas), no ha conseguido ni una cosa ni otra.
Los integrantes de la UJC, en su oportunismo y deslealtad, son más cercanos a Sharikov (Globitovich) que a Frankenstein. La organización no consigue ser una fuerza que mantenga entre los jóvenes el ideario de la élite que usurpa el poder. Lo que hace es más por inercia que por otra cosa.
La convocatoria a los universitarios habaneros a recibir al denominado Team Asere a su regreso del V Clásico se realizó a golpe de presiones y amenazas veladas. Aun así, muchos no fueron.
El pasado 17 de marzo los estudiantes fueron arreados a la escalinata universitaria, so pena de castigo, a que escucharan a unos desfasados: el gobernante designado pidiendo apoyo a la votación del 26 de marzo, y a Buena Fe, dúo guantanamero exitoso en otra época y hoy rechazado por el público juvenil luego de mostrar su compromiso con la represión contra los jóvenes que se levantaron el 11J. Remedando el exergo, se puede decir de ellos: “Ayer maravilla fui, hoy sombra de mí no soy”.
Con la descomposición moral que afecta al país, ¿qué importa que cinco universitarios fueran designados diputados de la Asamblea Nacional?
Luis Ángel, con 20 años, fue el primer diputado abiertamente homosexual en la Asamblea Nacional del Poder Popular, pero, en cuanto tuvo la oportunidad, se largó a Estados Unidos.
Le siguieron por la “ruta de los volcanes” la presidenta de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en Holguín, Ivette Rivera, y su homólogo en la Universidad de Las Villas (UCLV), Osmany Gonzales.
No importa la responsabilidad que tengan en la sexagenaria UJC sus militantes, en cuanto tienen un chance, todos se van de Cuba y emigran al “paraíso capitalista”.
En Calendario, un serial cubano que pasa la televisión nacional los domingos, uno de los personajes, cincuentón, le dice a su hijastro adolescente: “En esta casa nacieron tus bisabuelos, tus abuelos y tus padres, y no han podido cambiar ni un mosaico. De este hueco no se sale ni estudiando ni trabajando”.
No hay que esforzarse mucho para interpretar que la casa y el hueco al que alude el dramatizado es Cuba. Dura enseñanza para los que se arriman a la UJC.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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