LA HABANA, Cuba. – Dayanis Salazar y Juan Michel López Mora están entre los principales líderes de la oposición política a la dictadura cubana en Isla de Pinos. Como jóvenes, consideran que sobre sus hombros pesa la responsabilidad de un cambio democrático para el país.
López Mora, de 20 años de edad, habla fundamentada y apasionadamente sobre la ansiada libertad para su patria. Milita en el Partido Autónomo Pinero (PAP) desde los 18 años y ya ocupa uno de los cargos principales: Jefe del Departamento de Relaciones Públicas. Poco después de su vinculación, cuando se negó a colaborar con la Seguridad de Estado (SE) cubana, comenzaron a acosarlo y amenazarlo.
Cuenta que llegaron incluso a enviar un grupo de La Habana, supuestamente para exterminarlos. Amenazaron a su madre, “le dijeron que me iban a meter preso si ella no me sacaba de la organización”, y que impedirían que su esposo e hijo, que viven en los Estados Unidos, vinieran a Cuba y que los apresarían a ellos también.
“Viraron a mi mamá conmigo -explica- y mi tío también les dio la razón a ellos. En ese momento me sentí solo. Mi padre no está en Cuba y también tiene mucho miedo. Yo le dije a mi mamá: si tú les das la razón a ellos, pues te quedas con ellos. Pero yo no voy a dejar la oposición”.
El caso de Dayanis es diferente. Sus padres han sido opositores al régimen castrista por más de 20 años, por lo que nunca vivió engañada. Narra que desde niña se vinculó a las actividades del PAP pues su padre, Ramón Salazar, es el Presidente, y su madre, Martha Pérez, la Jefa del Departamento de Derechos Humanos.
Recuerda las golpizas y otras formas de represión de que fueron víctimas sus padres y el resto de los miembros del Partido. Relata cómo en una de las reuniones desarrolladas en su casa llegaron los agentes de la SE y comenzaron a golpear a todos los presentes. Dayanis, con apenas 10 años, tomó el celular de su padre y comenzó a grabar.
“Yo no tenía miedo, cogía la cámara y grababa”, afirma. Haría lo mismo en otras ocasiones. Los esbirros, centrados en las presas mayores, la ignoraban. En medio de las represiones, también llamaba a un contacto en el extranjero y hacía las denuncias. Refiere cómo incluso escondía la cámara entre sus ropajes para que no se la quitaran. En una ocasión, cuando grababa a un grupo de sicarios que le impedían a ella y a su familia entrar a la Iglesia, intentaron arrebatársela, se echó a correr y se escondió detrás del cura, evitando así el robo.
Tampoco se quedaba callada. En medio de un acto de repudio frente a su casa, en diciembre de 2017, cuando el gentío gritó ¡Abajo, Ramón y sus secuaces!, ella respondió ¡Abajo Fidel y Raúl!, dejando atónitos a todos los presentes.
Como era menor de edad, constantemente amenazaban a sus padres con quitarles su custodia o con la prisión. Reprocha cómo no podía pertenecer al partido por ser menor de edad y, sin embargo, en la escuela, desde los 6 años, era obligada a pertenecer a organizaciones estudiantiles y políticas como la Organización de Pioneros José Martí (OPJM), que exclaman continuamente “Pioneros por el Comunismo, seremos como el Che”. Hoy Dayanis tiene 18 años y labora como Secretaria Ejecutiva del PAP.
Por su parte, Juan Michel López fue rechazado por su propia familia. Pese a ser la Iglesia una institución no gubernamental, debido a su activismo fue expulsado de la Iglesia de Dios en Cuba, en la cual tenía responsabilidades como Ministro de Música y Danza. Amenazaron a la Pastora y fue excluido del Seminario Pastoral.
“Yo ni idea tenía de lo que era la oposición -expone- lo que tiene que vivir un opositor para poder vivir. Verdaderamente yo como joven nunca pensé que el gobierno de Cuba actuara tan bajo y reprimiera tanto a las personas que de manera diferente piensan. Me sorprende porque es muy fácil cómo ellos se paran y dicen que somos un país de libertad, democrático… y evidentemente no es así, porque tú no puedes decir lo que sientes”.
Ante tanta represión solo le cabe una explicación: “lo que estoy haciendo, lo estoy haciendo bien. Y eso es lo que me motiva; porque verdaderamente veo pasión, veo transparencia en los proyectos y en las personas las cuales amo y que están trabajando por el desarrollo de la Isla y por la libertad de nuestra Cuba”.
Asimismo, declara que ellos están en la oposición política activa “porque lo sentimos, porque entendemos que pueden venir mejores tiempos, que podemos confluir en una sociedad donde existan las diferencias políticas y donde cada cual pueda pertenecer a un partido sin necesidad de pelearnos ni reprimirnos por ello.”
Por temor a un montaje de delito común por parte de la SE para así apresarlo -lo cual ha sucedido en incontables ocasiones- López Mora no ha podido insertarse en la vida laboral.
A Dayanis ni siquiera le han permitido continuar sus estudios en la universidad. Fue una alumna excelente durante todo el Bachillerato, pero al manifestar si intención de estudiar la carrera de Derecho, le suspendieron el examen de Matemáticas. Pidió revisión y se la negaron. Hizo la prueba nuevamente y fue otra vez desaprobada. Tampoco le permitieron revisar la prueba con un profesor, lo cual es un derecho de todo estudiante. Ante el reclamo de una amiga de la familia, el metodólogo de Matemática a nivel municipal solo le contestó que no se podía hacer porque “tú sabes bien de quién es ella hija”.
Pese a no tener la más mínima vocación, a Dayanis no le quedó otra opción que comenzar a estudiar Enfermería. Pero eso no impidió que continuaran el asedio. Hace apenas 10 días en su escuela comenzaron a circular un documento político que exigía la firma de todos los estudiantes como forma de comprometimiento con la Revolución y el Comunismo. La joven se negó a firmarlo. La amenaza de los profesores fue que si no lo firmaba, entonces no podría continuar en esa escuela. Dayanis se mantuvo firme y pidió la baja del centro docente.
“Han hecho todo lo posible por impedirme que llegue a algún tipo de nivel educativo”, declara.
En la mañana de hoy Dayanis y Juan Michel se dirigían a Buenos Aires, Argentina, para participar en un curso de capacitación sobre Derechos Humanos. En el aeropuerto internacional José Martí, de La Habana, les fue impedida la salida del país. “Tienen prohibición de salida”, fue esta la única justificación del agente de emigración.
Su único “delito” es ser activistas de derechos humanos en Cuba porque, como jóvenes, sienten sobre sus hombros la responsabilidad de trabajar por un cambio, por una democracia y por un país de libertades.
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