LA HABANA, Cuba. – La Feria Internacional del Libro de La Habana se ha convertido en una extensión política del Departamento Ideológico del Comité Central del partido, y en una plataforma ideológica para que pseudointelectuales de izquierda, arribistas, amanuenses, voceros y seguidores del Foro de Sao Paulo y otras trastiendas “progresistas”, transformen en tribuna abierta un escenario cultural.
En los últimos años, las editoriales Verde Olivo y Capitán San Luis, representativas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y el Ministerio del Interior (Minint), han acaparado los mejores espacios del recinto ferial San Carlos de la Cabaña, para que cuanto general o coronel cubano (R) haya participado en conflictos bélicos en el exterior, publique un libro y goce de su presentación.
También causan un gran revuelo entre los organizadores y las autoridades de la isla, obras que al lector cubano no le interesan dado el tema que suelen tratar, “escritas” por quienes nunca han hecho ni siquiera una carta a su madre, o sobre el pensamiento político y económico de los que en esas esferas nada tienen que aportar, como los casos de Xi Jinping, Raúl Castro o Armando Hart.
De ahí que a nadie sorprenda el estrecho círculo de altos funcionarios, dirigentes de menor nivel, politólogos del mojito y el entremés, vasallos, y hasta el gobernante de Cuba, Miguel Díaz-Canel, se unieran a una claque política argentina para recibir entre cánticos, lemas y consignas a la novel escribidora Cristina Fernández de Kirchner, autora del libro Sinceramente, donde trata de borrar las acusaciones de presunto lavado de activos y asociación para delinquir que enfrenta en su país.
No obstante, el presentador de esta “tanguedia” comunista, donde el autobombo, el lagrimeo melodramático sobre la hija enferma por estrés, el endeudamiento de su país bajo la dictadura macrista, y la descalificación furibunda del capitalismo y sus representantes, forman parte también de un mamotreto político que, según el vocero-guía-moderador de las sinceridades de Cristina, lo convirtió en best seller, al vender 350 mil ejemplares el pasado año en el país austral.
Además, agregó, fue tan multitudinaria la asistencia del público argentino a las presentaciones del libro, que parecía se iba a celebrar un concierto de los Rolling Stones, por lo que inició cada una de ellas anunciando “hoy canta Cristina en” Buenos Aires, Salta o cualquier otra ciudad en la que se presentó, anuncio que también hizo aquí en Cuba, primer país que acoge la obra en el exterior.
El panfleto de 594 páginas, presentado por el periodista y escritor argentino Marcelo Figueras, aborda la “injusta persecución de que fue víctima la inocente” exmandataria bajo el gobierno de Mauricio Macri, la “enfermedad” por similar causa de su hija Florencia, las abuelas de la Plaza de Mayo, el Fondo Monetario Internacional, las mafias de derecha, su “modélico” actuar al frente de la nación, y los escenarios geopolíticos de hoy, entre otros temas refritos que pocos querrán leer.
Sinceramente cínica, Cristina entró en la Sala Nicolás Guillén del recinto ferial de la Cabaña, más segura de su obra y talento que la estadounidense Toni Morrison o la austriaca Elfriede Jelinek al recibir el Premio Nobel de Literatura, galardón que ella jamás alcanzará, aunque los aduladores entonen cánticos, coreen lemas, den vivas a su presencia y entre acompañada por Díaz-Canel.
Seguida por las cámaras de tres canales de la televisión cubana, algo que nunca sucedió ni con el más auténtico y popular escritor del país, Cristina aplacó a la claque política cubano-argentina que aún ondeaba las banderolas, tomó asiento junto al moderador y expresó su gratitud al gobierno cubano por formar médicos de tanto nivel y humanismo que “salvaron” a su hija Florencia del estrés.
Lo demás fue política, acusaciones, recetas para mantener la unidad de la izquierda continental, elogios, llamamientos y un largo etcétera de mentiras o medio verdades de las causas que propiciaron la caída de Correa en Ecuador y Evo en Bolivia, bajo un manto de manipulaciones que nada tiene que ver con técnicas literarias donde la fabulación o el suspenso sean normas de estilo.
Una de las obras más esperadas en esta 29 edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana, según una gran mentira de la periodista cubana Magda Recsik, sobre parte de la historia personal de Cristina tanto en el poder como en la oposición, es el canto de cisne de un evento que sustituye programaciones culturales por presentaciones político-ideológicas afines a la línea oficial, y disfraza de artistas o escritores a quienes arengan por un socialismo a nivel mundial.
El problema está en que, como estos “líderes” populistas se creen el ombligo del mundo y piensan que son mesías elegidos para la redención de la humanidad, lo mismo se sienten y actúan como politólogos o escritores, por lo que no dudo que después del Sinceramente (cínica) de Cristina, en la venidera feria se aparezca Evo con un libro titulado La llama triste, luego Nicolás Maduro con Los fantasmas de un transportador, y más tarde Miguel Díaz-Canel con su obra La memoria coyuntural.
Vicdominguezgarcí[email protected]
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