MIAMI, Estados Unidos. – Pese a los ataques de la crítica, el exilio y el silenciamiento oficial, los poemas de José Ángel Buesa siguen siendo leídos y recitados por multitud de cubanos.
Buesa, sin dudas uno de los más populares poetas cubanos, nació en Cruces, antigua provincia de Las Villas, en 1910. Su primer libro de poemas, La fuga de las horas, lo publicó a los 22 años. A partir de entonces no dejaría de publicar poesía aunque también ejerció el periodismo y escribió obras de teatro y novelas radiales.
Su éxito poético se extendió por Hispanoamérica, al extremo de que fue el único intelectual cubano de su época que vivió de la creación literaria.
Oasis (1943) fue su libro más exitoso, reeditado más de 20 veces. Según afirma el crítico cubano Virgilio López Lemus en el prólogo a una compilación de la obra poética de Buesa, publicada por la editorial Letras Cubanas en 2011 con el título Nadie sabe por qué…, el “Poema del Renunciamiento”, del poeta cienfueguero, ha transitado tanto espacio como los famosos Veinte poemas de amor y una canción desesperada del chileno Pablo Neruda.
Tras su salida de Cuba en 1961, Buesa fue atacado por la crítica y la intelectualidad revolucionaria. Desde entonces, y por más de 45 años, su obra fue silenciada en la Isla. No fue hasta que Carilda Oliver Labra hizo una selección de sus poemas y gestionó su publicación en la primera década de este siglo que el nombre de Buesa no volvió a escucharse en los círculos editoriales.
Después de salir de su país natal, Buesa peregrinó por España, Islas Canarias, El Salvador y Santo Domingo, donde falleció el 14 de agosto de 1982. Posteriormente sus restos fueron trasladados a Miami, donde aún descansan.
A pesar de haber sido tratado despectivamente por una gran parte de la intelectualidad castrista, sus poemas han sido traducidos al inglés, ruso, portugués, polaco, japonés y chino. Pero lo más trascendente es que, sobrepasando el muro de silencio levantado alrededor de su vida y obra, sus poemas todavía son recitados en los espacios más íntimos y públicos.
“Cuando se le acusó de cursi y se llegó a decir que no pasaba de versificador fácil, se cometían, más que errores, injusticias, porque Buesa representaba en su poesía la sensibilidad de un sector de la población cubana, sus modos de aprehender y expresar el amor, de ser sentimental, de manifestar elementos emotivos de su identidad”, defendió López Lemus.
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