MIAMI, Estados Unidos.- Todavía es demasiado pronto para emitir un juicio sobre la decisión del presidente Barack Obama de visitar a Cuba. Sin embargo, se puede decir lo siguiente: a menos que Obama lleve a cabo una reunión separada con opositores pacíficos en la isla, su visita no hará mucho más que legitimar la dictadura más larga de la historia reciente del continente.
Obama podría darnos una agradable sorpresa y demostrar que los aspirantes presidenciales republicanos que automáticamente criticaron su viaje del 21 al 22 de marzo a Cuba están equivocados. Podría demostrarles a los escépticos que el contacto directo con Cuba es más eficaz para promover la causa de las libertades universales en las isla que tratar de aislar y castigar a ese país.
Pero a juzgar por las primeras declaraciones de la Casa Blanca, no parece que Obama tendrá una reunión por separado con líderes opositores. El Asesor Adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Ben Rhodes, dijo a la prensa que el Presidente se reunirá con el presidente Gen. Raúl Castro y con “miembros de la sociedad civil, incluyendo aquellos que sin duda se oponen a las políticas del gobierno cubano”.