LA HABANA, Cuba, junio (173.203.82.38) – El estreno en televisión de un ballet moderno, que aborda un tema atrevido todavía para la mayoría de la teleaudiencia, marcó un hito para el espacio que conduce el maestro Roberto Chorens.
La retransmisión de la emisión de ¡Bravo!, dedicado a la danza esta semana, llevó a la gran teleaudiencia la puesta en escena del ballet Carmen realizada por el conjunto Endedans, de Camagüey.
La obra creada por Tania Vergara, laureada coreógrafa cubana, utilizó como soporte musical la suite de Carmen compuesta por el ruso Rodión Schedrín para el ballet homónimo coreografiado por el también cubano Alberto Alonso para el Bólshoi, y luego para el Ballet Nacional de Cuba.
En contraste con la Carmen de las eximias bailarinas Alonso y Plisétskaya, el rol principal lo desempeña un joven bailarín. El destino trágico de la apasionada cigarrera española se trasforma en amor homosexual.
Aunque el tema gay es ya algo habitual en los escenarios teatrales cubanos, lo relevante de esta pieza se debe a su alto nivel de realización artística, raras veces alcanzado en obras que abordan esa temática.
Primero, porque el espectáculo denota que el montaje fue concebido a partir de un concepto bien determinado. Segundo, porque todos los elementos indispensables se estructuran en la puesta en escena como un todo armónico y se complementan para garantizar lo primero. En tercer lugar, el tratamiento de los personajes evitó el costumbrismo, lo pintoresco, lo folklórico, para focalizarse en el drama que el rechazo social, el aislamiento y la intolerancia provocan en las relaciones homosexuales interpersonales.
Cada paso, cada gesto, cada movimiento tiene el fin común de trasmitir la fuerza de la pasión sexual, como medio de la reafirmación individual en la búsqueda de la felicidad y la libertad personal.
Ya no es extraña la presencia en la pequeña pantalla cubana de un espectáculo en el que el tema gay ocupe el espacio. Además, en Cuba hay montada una campaña anti homofóbica para desterrar de la memoria colectiva la abierta intolerancia y persecución institucional hacia los homosexuales que primó en los años 60 y 70. Sin embargo, todavía se presenta el tema marcado por la tragedia.
Ahora se celebran jornadas contra la homofobia con desfiles y espectáculos de transformismo en los teatros; se hacen campañas en pro de la educación sexual y se promueve la prevención del SIDA, todo desde el oficialismo y controlado por el CENESEX, que dirige la socióloga Mariela Castro Espín. Hay clubes nocturnos donde el público es mayoritariamente joven y homosexual; sin embargo, el gobierno no permite que haya asociaciones gay, de lesbianas, transexuales, diferentes a las que el Estado controla y maneja.
Aún hay mucho que desear en lo referente al tema de los derechos LGTB en Cuba. No obstante, es innegable que alguna perspectiva se ha abierto y no se respira el aire de intolerancia existente aún en algunos países.