LA HABANA, Cuba, octubre, 173.203.82.38 -Los ecos de las congas y comparsas todavía se escuchan en las oficinas de la Comisión Organizadora del Carnaval Santiago de Cuba 2011. También en la sede de la Empresa de la Música y en la dirección de cultura provincial.
No por la calidad de los paseos ni por el regocijo de quienes arrollaron en el mes de julio detrás de la corneta china y el tambor, sino porque muchos de los actores de los festejos aún no han recibido el salario que les corresponde.
Tres meses después, y luego de recorrer la calle Trocha de arriba abajo y de abajo arriba abriendo paso a la conga del cocoyé, Jorge Amado Lozano, uno de los afectados, denuncia no haber recibido el pago por su desempeño como muñecón.
Primero le dijeron que pasada una semana, luego que un mes, y estamos en octubre y nada de lo devengado por su labor. Las supuestas causas para el retraso van desde problemas con las firmas de los contratos, hasta la crisis económica del país.
¿Y su trabajo, qué?, se pregunta Jorge Amado después de sufrir diez días metido en un muñecón más calenturiento que un horno y, como si fuera poco, casi del peso de él.
“En realidad se han creído que soy como un muñecón. Insensible al hambre, al cansancio y la sed. Hoy dicen por aquí, mañana por allá, y no acabo de recibir lo que me gané”.
Según cuenta estuvo enfermo. Aquejado de una amigdalitis aguda, fue intervenido quirúrgicamente en el hospital Saturnino Lora, en Santiago de Cuba. Aún convaleciente decidió hacer el contrato apremiado por la necesidad.
No quiso escuchar nada en torno a las violaciones en el pago que subsisten y se acrecientan a través de los años en ese sector. Las dificultades para cobrar expresadas por participantes habituales en los festejos del carnaval, no impidieron su participación.
Mucho había escuchado hablar sobre el tema, pero ser víctima de una violación laboral lo experimenta por primera vez. Es uno más que se suma a la lista de decepcionados por la manipulación del salario de los trabajadores en el país.
Pero no se debe asombrar. Si hubiera leído las denuncias de impagos a músicos y agrupaciones contratados por la EGREM en su localidad, nada le extrañaría que le tomaran el pelo a un muñecón.
Además, en otras ediciones del carnaval santiaguero, grupos de apoyo como carpinteros, luminotécnicos y sonidistas, entre otros que hacen posibles los festejos junto al elenco artístico en general, no han podido cobrar en fecha su labor.
El daño es a nivel nacional. Los recortes en el sector, el burocratismo y la corrupción, arrollan impetuosos en una comparsa interminable de San Antonio a Maisí. Lo mismo en la Trocha santiaguera, que en el malecón habanero.
Sólo hay una diferencia en este carnaval de acartonadas estampas revolucionarias: Los dirigentes viajan en las carrozas y el pueblo hace de muñecón.