LA HABANA, Cuba, septiembre, 173.203.82.38 -Con la reposición del 16 al 18 de la zarzuela María La O, el Teatro Lírico Nacional de Cuba inició el Año de jubileo por el cincuentenario de su fundación, acaecida el 11 de septiembre de 1962 en el Gran Teatro de La Habana, donde comparte espacio con el Ballet Nacional y la Orquesta Sinfónica del coliseo, creada por los maestros Félix Guerrero y Fabio Landa, y dirigida al presente por Giovanni Duarte. La celebración incluye el Concurso Nacional de Canto de La Habana y reestrenos de óperas, operetas y zarzuelas.
La zarzuela es considerada un “género chico” en España y Cuba por su proximidad con la comedia y el predominio de la ópera y la opereta en Europa, especialmente en Austria y Alemania; pero en nuestra isla trascienden tres zarzuelas de aliento nacional: Amalia Batista, del maestro Rodrigo Prat; Cecilia Valdés, de Gonzalo Roig, y María La O, con música de Ernesto Lecuona y libreto de Gustavo Sánchez Galarraga.
En María La O, concebida en dos actos y estrenada el primero de marzo de 1930 en el Teatro Payret de La Habana, gravita la atmósfera melodramática de la novela de Cirilo Villaverde, cuyos herederos negaron a Lecuona el permiso para la versión de Cecilia Valdés, concedida después a Gonzalo Roig y Agustín Rodríguez. Desde su estreno María La O logró un éxito asombroso y devino la más popular y representada en Cuba, España y países de Hispanoamérica. Su música fue gravada fuera de la isla y algunas arias interpretadas por los tenores Luciano Pavarotti y Plácido Domingo.
La versión actual corresponde al tenor y director artístico Humberto Lara, ex alumno de María de Goniz y autor de la zarzuela La Malquerida. Lara parte de la música y el libreto originales, pero acentúa los elementos escénicos y dramatúrgicos, e incorpora cuadros vernáculos como la pelea de los curros del Manglar y la santería afrocubana, lo cual aporta mayor emoción y credibilidad dramática al desenlace final, llevado al paroxismo por la soberbia interpretación y vocalización de Maite Milián y Yilam Sartorio en el rol de María La O.
En el balance interpretativo, musical y danzario de la puesta inciden la dirección coral de la profesora Catalina Ayón, el montaje coreográfico de Néstor González, la conducción orquestal de Giovanni Duarte y el equipo técnico encabezado por Alberto Matamoros.
Predomina el talento joven entre los personajes protagónicos. El público distingue el desenfado actoral de algunos y la fuerza vocal de Irel Pérez y Saeed Mohamed, que encarnan a Fernando de la Vega; Diana R. Cárdenas y Olivia Méndez en la Niña Tula, excelentes en el aria Ruiseñor; la Chancletera de Dayrelis Laura y Teresa Yanet y otros de mayor madurez como el bajo Marcos Lima, trasmutado en barítono en José Inocente. Sobresalen los solistas de la Ronda, Jesús López en su triada actoral y el simpático dúo de abuelos sordos que dialogan y discrepan mientras caminan.
Si bien hay actores que atropellan el texto, lo cual dificulta la escucha, otros de larga permanencia escénica como María La O, el gallego que la asedia, la Niña Tula o Caridad Armenteros (Lourdes San Andrés y Marta Vallín), combinan gracia y proyección vocal. A veces la articulación depende del plano de los protagonistas y del desplazamiento teatral. Influye, por supuesto, la mala acústica de la sala “García Lorca”, su piso de hormigón y la extensión del escenario.
La zarzuela María La O ya estuvo en provincias. Esperemos que siga en cartelera. Por su riqueza musical, contenido dramático y complejidad artística esta pieza es un ícono del teatro lírico insular.