LA HABANA, Cuba, diciembre, 173.203.82.38 -Ramona Muñiz Hernández, de 76 años, residente en la Carretera de Tarará a Barreras, Habana del Este, está muy angustiada porque su casa puede arder en cualquier momento. La cortina del rebosado basurero colindante llega hasta su patio. En varias ocasiones ha llamado a los bomberos, que apagan con chorros de agua el fuego y “refrescan” su casa, patio y árboles frutales, evitando que la candela los devore.
Además del inminente y constante peligro de incendio en la barriada hay graves problemas de salud, causados por el vertedero.
“Juan, un vecino, de 35 años, no fuma pero padece ahora de enfisema pulmonar; lo mismo que su mamá, que jamás ha fumado. María, mi prima y vecina, nunca ha fumado y padece de enfisema. Otros vecinos, lo mismo. Ninguno relacionado con el tabaquismo, sino con el humo del basurero. Yo padezco de asma y una amiga se pasa casi todo el día asfixiada por el asma. Los enfermos de asma y con otros problemas respiratorios aumentan en el barrio, incluidos niños por el humo y las cenizas casi permanentes del basurero, principalmente por las noches, debido al viento terral que los esparce por todo el barrio, incluido el residencial Tarará, frente a la Vía Blanca”, expone Muñiz.
Su angustia la comparten decenas de moradores. Desesperados, no avizoran solución. El gobierno prometió clausurar el vertedero, pero lo mantiene en uso y al contrario lo amplía como receptor de todo tipo de inmundicias de la capital. Sin las mínimas condiciones de higiene. Con mayor peligro por epidemias desatadas en el país.
“Toda la porquería de gran parte de la capital va a parar allí directamente, sin proceso de higienización. Ni siquiera hay el cúmulo de tierra que debe tener obligatoriamente para cubrir la basura y para apagar incendios, frecuentes porque la descomposición de materias orgánicas produce gas metano, de fácil combustión”.
Está demostrado el daño a la salud y medioambiente existentes, pero las quejas del vecindario son infructuosas.
“Son todos unos mentirosos. Camilo, del Departamento provincial de Comunales, en reunión con el vecindario aseguró hace casi dos años que el vertedero sería clausurado. No solo mintió, sino que la recolección de basura se amplió a varios municipios de la capital. A Camilo no se le ha vuelto a ver el pelo, tampoco responde a las llamadas y nuestras quejas ante las cámaras de una televisora provincial no han servido para nada. Una burla de todos”, asegura Ramona.
Refiriéndose al daño ecológico, la denunciante refiere que gran cantidad de árboles del bosque natural de las inmediaciones y el que se había formado en la enorme furnia fueron arrasados por el fuego e inmundicias, con ellos desaparecieron aves, insectos e invertebrados de la fauna autóctona.
Un problema más relacionado con el vertedero, son los buceadores, gente que en complicidad y beneficio también de custodios escarban y extraen alimentos y artículos comerciales vencidos y desechados que después venden.
La Habana genera unos l8 mil metros cúbicos diarios de desperdicios, incluido domésticos, industriales, comerciales, agrícolas, hospitalarios y de la construcción, según el Ministerio de la Ciencia, la Tecnología y el Medio Ambiente (CITMA) citado por Granma, (11-01-12).
Confiscado a la familia Molina, el actual vertedero Tarará fue una inmensa cantera de extracción de piedra y arena para la construcción, que florecía antes de la hecatombe castrista. Hoy cientos de auras tiñosas sobrevolando en círculos el lugar sirven de señal para ubicar el desafiante y enorme foco infeccioso, creado por las autoridades, justo al lado de un vecindario.
INFORMACIÓN ADICIONAL: FOTOS DE ALGUNOS BASUREROS EN LA HABANA