LA HABANA, Cuba, marzo, 173.203.82.38 -Hace ya unos cuantos años, al leer el libro La nueva clase, del disidente yugoslavo Milovan Djilas, me topé con una afirmación que mucho me hizo reflexionar: la ineficiencia económica crea pleno empleo. Este enunciado entraba en contradicción con el discurso de los gobernantes cubanos, el cual aseguraba que el desempleo era un defecto crónico del capitalismo y que la sociedad socialista era la única que garantizaba el empleo para todos los ciudadanos.
Después, durante el transcurso de mi trayectoria laboral en Cuba, pude comprobar la veracidad de lo expresado por Djilas. En todas las entidades, las plantillas estaban infladas. Donde se necesitaban dos empleados, había tres o cuatro, y ello resquebrajaba la disciplina, aumentaba los gastos y traía aparejado el deterioro de los indicadores de eficiencia.
Por eso, y ya al parecer convencido de lo inservible de la antigua retórica oficialista, el general-presidente Raúl Castro, con la intención de enmendar los desaciertos de su hermano mayor, ha pensado en la posibilidad de eliminar alrededor de un millón de empleos en el exorbitante sector estatal de la economía.
Y aunque semejante idea no se ha querido -o no se ha podido- llevar a la práctica de un modo consecuente, ya las empresas, entidades y organismos toman medidas para que la situación no se agrave. En casi todos los centros laborales, las plantillas para técnicos, dirigentes y trabajadores administrativos están congeladas, es decir, no se aceptan nuevos ingresos. Los gerentes están al tanto de sus presupuestos para cerciorarse de si tienen o no fondos de salario aprobado. Y el gobierno se esfuerza por desviar la fuerza de trabajo hacia sectores productivos como la agricultura y la construcción.
En ese contexto sobresale una reciente carta pública de siete jóvenes estudiantes del Politécnico de Economía “Mario Domínguez Regalado”, del municipio de Sagua la Grande, en la provincia de Villa Clara. Ellos se graduaron hace poco, casi todos con Título de Oro, en la especialidad de Contabilidad, y cuando se dirigieron a las entidades asignadas para cumplir el denominado servicio social, descubrieron que la alegría de la graduación se transformaba en el calvario del empleo.
Los recién graduados han recorrido varias empresas de ese territorio, pero en todas les han negado el empleo. En una de ellas les manifestaron que no tenían fondos para garantizar el pago. En otra les expresaron que se hallaban en medio de un proceso de disponibilidad (despido de trabajadores). Y una tercera tampoco podía aceptarlos porque el gobierno le estaba exigiendo la reducción de sus gastos y plantilla, tal y como plantea el Lineamiento 169, emanado del VI Congreso del Partido Comunista. Tanto el Órgano de Trabajo, como el Consejo de la Administración Municipal de Sagua la Grande les recomendaron a los muchachos que fueran para sus casas hasta que hubiese una respuesta para ellos.
También se ha podido conocer que decenas de jóvenes graduados como técnicos de nivel medio en las especialidades de Construcción Civil, Electrónica, Informática y Tecnología de los Alimentos se hallan sin empleo.
Nada, muchachos, que tal vez ustedes tendrán que transitar directamente de la teoría aprendida en las aulas al ejercicio crudo y duro del cuentapropismo, o al simple desempleo. Así son las cosas en la “actualización” de lo que llaman el modelo económico cubano.