LA HABANA, Cuba, junio, 173.203.82.38 -La televisión cubana ofrece un breve programa titulado “Este día”, el cual, en sus aproximadamente tres minutos de duración, todas las noches recuerda varias de las efemérides más importantes de cada jornada. Por supuesto, los encargados de dirigir ese espacio seleccionan con cuidado los temas que saldrán en la pequeña pantalla. Deben de ser conmemoraciones que reflejen las victorias de las fuerzas revolucionarias o de izquierda; que muestren las vidas de los personajes venerados por el castrismo; o que se adecuen a la interpretación oficialista de la Historia.
En esas condiciones, lógicamente, casi nunca ha quedado lugar en “Este día” para rememorar la fundación de la República de Cuba el 20 de mayo de 1902. Ese hecho, como casi todo lo logrado por la nación entre 1902 y 1958, ha intentado borrarse de nuestra memoria histórica, o en el mejor de los casos, se menciona como una grave imperfección que creó las condiciones para que las huestes de Fidel Castro se apoderaran del poder en 1959. Por eso, cada 20 de mayo, los televidentes cubanos hemos asistimos al recordatorio de sublevaciones en Europa, o batallas en el antiguo mundo greco-latino; mas ni una palabra de esa República que nació ciertamente con incongruencias, pero que constituyó— y quién mejor que Máximo Gómez para reconocerlo— la coronación de tanta sangre y sacrificios presentes en los campos de Cuba. En el fondo, sin embargo, debía de haber cierta inquietud entre los directivos de nuestra televisión. Aquí hasta el gato sabe que pasó algo un 20 de mayo— está hasta en nuestro refranero popular—, y no era fácil seguir refiriéndose a esa fecha sin mencionar algún hecho acaecido en la isla.
Este año, al fin, en el contexto de la “apertura” sobre el tema racial que se observa en nuestra sociedad, nuestros gobernantes e historiadores descubrieron que el 20 de mayo de 1912, exactamente 10 años después de fundada la República, comenzó la protesta armada del Partido Independiente de Color (PIC). Por tal motivo, la noche del pasado 20 de mayo, el programa “Este día” ofreció una síntesis de varios aspectos relacionados con el PIC: su fundación, los principales dirigentes, la Enmienda Morúa, el alzamiento en la zona oriental del país, y finalmente la muerte de tres mil ciudadanos negros a manos del ejército republicano.
No resulta ocioso insistir en las ventajas que le ha reportado al aparato de poder este retorno al debate público del tema racial. En primer término, pretenden contener— y a veces complacer— las voces de aquellos que alertan sobre la permanencia de disparidades raciales en el país; en segundo lugar, tienen otro argumento para criticar a los gobiernos republicanos, a los que acusan de haber silenciado y exacerbado el problema racial, además de sepultar en el olvido a figuras hoy “rescatadas” como los dirigentes del PIC Evaristo Estenoz y Pedro Ivonet, así como a José Antonio Aponte, aquel liberto que organizó una conspiración antiesclavista en 1812; y por último, pero no menos importante, con esta “apertura”— como mismo podíamos referirnos a la sexual o religiosa— los gobernantes quieren hacer ver que la sociedad cubana cambia, cuando en realidad las reformas económicas son demasiado lentas, y en el terreno político-ideológico el inmovilismo es total.
Pero ya el oficialismo puede dormir tranquilo. Porque, ¿quién dijo que en Cuba no pasó nada un 20 de mayo?