LA HABANA, Cuba, ener, 173.203.82.38 -En el primer trimestre de 1994, un motorista lanzó un cartucho de dinamita contra una instalación de la contrainteligencia militar ubicada en la barriada habanera de 10 de octubre. El explosivo hizo saltar en pedazos una ventana, sin otro tipo de daños. Pero la policía política desató una feroz investigación en todas las unidades que utilizaban este tipo de explosivo. Hasta que terminaron por culpar del atentado a Rafael Ibarra Roque, líder del opositor Partido Democrático 30 de Noviembre “Frank País”.
En junio de 1994, lo detuvieron e internaron para investigación en Villa Marista, Cuartel General de la Seguridad del Estado. Le hallaron culpable, mediante un proceso amañado, a puertas cerradas y sin garantías, condenándolo a veinte años de prisión.
En 1995, Ibarra Roque fue enviado a la prisión más severa de Cuba, la “Especial de Camagüey”, para pulgar los tres primeros años de sanción.
En 1998, lo llevaron de vuelta a Villa Marista, pues había aparecido una persona que se responsabilizó con la autoría de aquel atentado dinamitero. Entonces le dijeron que lo deportarían para España.
Pero aún permaneció un año recluido en ese centro. Allí prepararon su pasaporte, le pidieron a la familia ropa apropiada para el viaje, le llevaron de visita a su casa para que se despidiera de los suyos, y, cuando se suponía que volara hacia España, fue conducido a la prisión Combinado del Este, donde le encerraron en una celda inmunda.
Su hermana, Rosalina Ibarra, recuerda aquel hecho como una burla a toda la familia. Les hacían hablar con el cónsul español en La Habana, quien negaba conocer del indulto. También fueron a ver al Ministro Consejero y al embajador de Esp
Durante los primeros años en prisión, Rafael Ibarra desarrolló una intensa actividad contestataria. Fundó, junto a otros compatriotas, el movimiento Pedro Luis Boitel. Su esposa, Maritza Lugo, le sustituyó en la dirección del partido, desarrollando una labor encomiable, que le llevó varias veces a prisión.
Esto acrecentaba el odio gubernamental contra esa familia, a la que se propusieron dañar. El matrimonio terminó disolviéndose. Maritza partió hacia el exilio con las hijas y desde allá ha continuado su lucha.
Rafael se casó otra vez. Su lucha se tornó más calmada, pero con el decoro de siempre. Ha visto discurrir varias excarcelaciones de compatriotas presos políticos. Entre ellas, la concedida en ocasión de la visita a Cuba del Papa, Juan Pablo II, en 2004, un año después de la Primavera Negra. Y también el acuerdo del régimen con España, con la mediación de la Iglesia Católica, que incluía el destierro. A raíz de esta última, el Cardenal Jaime Ortega habló con Ibarra Roque, pero él declinó el ofrecimiento, porque sus hijas están en Miami.
Ahora, cuando lleva más de la mitad del año 18 de encarcelamiento, el indulto pregonado por el presidente Castro, por los 400 años de la Caridad del Cobre y por la visita del Papa Benedicto XVI, ha pasado de largo ante su calvario. No le importa esta vez. Porque el próximo 9 de febrero, cumplirá su condena, debido al año de rebaja que estable por ley del reglamento penal.
Esperemos que en la puerta de salida no le ordenen que regrese a su celda, para cumplir el año que le falta.