HOLGUÍN, Cuba, julio (173.203.82.38) – Hilda Pupo no conoce a Yoani Sánchez. No lee sus posts en la blogosfera, ni está al tanto de la gestión de conocimiento que desarrolla en su hogar, junto a otros entusiastas. Sin embargo, la periodista utilizó su espacio en el semanario comunista ¡Ahora!, que se publica en la provincia Holguín, para atacarla.
Hilda aprovecha la oportunidad para embestir contra los reformistas cubanos. El gobierno de Estados Unidos destinó 15 millones de dólares a la promoción de la democracia en la isla. Los entregará a través de la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID). Hilda se espanta porque que la propuesta norteamericana pretende desarrollar “habilidades sociales y de liderazgo necesarias para convertir a los jóvenes en líderes de sus comunidades”.
Esta intención coincide con las propuestas de los demócratas de la isla, entre ellos Yoani. Eso irrita a la periodista oficial, que acusa a Yoani de bloguera contrarrevolucionaria. Todo porque hace unos días, presentó en Madrid vía telefónica desde La Habana -porque la dictadura no la autorizó a viajar-, su libro WordPress.
La preocupación de la periodista se suma a la de la gerontocracia criolla. Le temen al poder de las nuevas tecnologías en la modernización del país. Se alarma ante la posibilidad de desarrollar programas entre jóvenes de 12 y 18 años para promover la libertad de expresión -¡terrible crimen!- dentro del país, mediante la expansión del uso de las nuevas tecnologías informáticas, y de que la gente tenga laptops.
Le preocupa que el proyecto de USAID promueva la participación activa de negros, blancos, mulatos, jóvenes del campo, con discapacidades; huérfanos en situaciones de riesgo, religiosos, cooperativistas y clubes deportivos, entre otros segmentos de la sociedad civil. Extraño, porque ¿no está Hilda a favor del desarrollo de los grupos menos favorecidos de la sociedad? ¿Por qué se alarma la colega?
Llama la atención que entre tantos nombres que pudiera apuntar en el desarrollo de las nuevas tecnologías alternativas, solo escribiera el de Yoani Sánchez. Pudiendo nombrar a Luis Cino, Claudia Cadelo, Juan González Febles o Miriam Celaya, en La Habana. O a Luis Felipe Rojas y Yosvani Anzardo, dos adelantados en el batey del central San Germán, a solo 35 kilómetros de su mesa de redacción.
¿Recibió órdenes de arriba para atacar a Yoani? ¿Está el gobierno militar a favor del uso de Internet? Si como parece los comunistas no permitirán al ciudadano hacer uso libre de la red, ¿para qué servirá el cable submarino tendido desde Venezuela?