LA HABANA, Cuba, agosto (173.203.82.38) – Los prejuicios asoman su oreja peluda en medio de una explosión sexual sin límites ni fronteras. Al parecer, algunos expertos en lo que debe conocerse sobre sexo, se llenan de rubores e intentan vestir con un cilicio marxista el erotismo de la ciudadanía.
Una revista literaria, calificada como pornográfica, fue retirada de las librerías debido a unos sonetos escritos en el siglo XVI. También se expulsó de su trabajo a un ingeniero por tener en la computadora la Guía sexual del siglo XXI.
Quinientos años median entre los sonetos y la guía. Luis Orlando Abascal Barbán fue separado de su empleo por “conducta indecorosa”. Según quienes lo excomulgaron del credo revolucionario, atentó contra el interés social y las buenas costumbres de la sociedad cubana.
Su delito fue calificado como grave. El acto de guardar en su laptop documentales sobre el comportamiento sexual de la pareja, se consideró una obscenidad, debido a que el ordenador era propiedad del Estado y de seguro manchó su halo místico.
Los inquisidores del llamado Órgano de Justicia Laboral de Base (OJLB), que juzgaron al trabajador, no tomaron en cuenta su trayectoria intachable, así calificada por sus compañeros en la empresa eléctrica de Bayamo, provincia Granma.
Tampoco fue considerada por el tribunal municipal al que fue elevada la reclamación. Y mucho menos fue aceptado el criterio de una sexóloga que avaló la guía como de alto valor científico para la población en general, y alejada de la pornografía.
Además, los inquisidores se negaron a reconocer que la guía encontrada al trabajador fue comentada como un material didáctico en el espacio Sexo Sentido, que orienta sobre el tema cada sábado el periódico oficial Juventud Rebelde.
Resulta increíble que aún subsistan estos practicantes de la mojigatería sexual, con poder para ejercer la censura y devolvernos a las cavernas. Ojo entonces, con el interés de muchos por informarse sobre sexualidad por cuenta propia; en Cuba eso puede conducir a la exclusión laboral, o la cárcel.
Los encargados de velar por la mojigatería sexual están atentos. Esta semana, una comisión parlamentaria decidió investigar algunos video clips donde “es difícil ver los límites de lo sensual, lo erótico y lo pornográfico”.
Como si fuera poco, la tradicional foto de las quinceañeras semidesnudas y envueltas en una toalla, serán analizadas, y no por ridículas, sino para determinar si atentan contra el pudor revolucionario. No dudo que para posar en su cumpleaños les exijan vestirse de milicianas.
Nadie puede olvidar que cuando un casto neandertal comunista dice que algo es obsceno, detrás viene el castigo. Y no con padrenuestros y avemarías, sino con la expulsión del paraíso de los trabajadores.
Luis Orlando Abascal Barbán, con esposa y dos hijos, fue condenado al círculo infernal del desempleo.