LA HABANA, Cuba, abril (173.203.82.38) – La zarzuela cubana Cecilia Valdés, obra en dos actos del maestro Gonzalo Roig, basada en la novela de Cirilo Villaverde, fue puesta en escena los días 25, 26 y 27 de marzo en el Gran Teatro de la Habana, a cargo del Teatro Lírico Nacional de Cuba (TLNC), bajo la dirección general del maestro Adolfo Casas, mientras las conducciones artística y orquestal correspondieron a los maestros Juan Aman y Eduardo Díaz.
Con escenografías de bajo costo, Cecilia Valdés pasó por el escenario del García Lorca, esta vez, sin despertar los comentarios favorables que suelen escucharse cuando terminamos de aplaudir.
No es para menos, la noche del sábado 26 hubo algunos desaciertos, movimientos que no se justificaban, actores fuera de situación y sin dominio de sus personajes. Pero muy a pesar de los problemas acústicos que conspiran contra los cantantes, la orquesta resonó desmesuradamente, perdiéndose parte de las interpretaciones.
A ello se suma que las soluciones escenográficas fueron horripilantes, y el chirrido de poleas que suben y bajan los telones, por falta de lubricación, provocó las risotadas del público. También había áreas del escenario oscuras.
Pero no todo fue negativo, algunas actuaciones secundarias sacaron la cara por los protagonistas, como las de Isabel de Ilincheta y Nemesia, a cargo de Cristina Rodríguez, y Rodny Álvarez, más el cuerpo de baile del conjunto folklórico que se desempeñó con maestría.
Cuando los espectadores abandonan el teatro, surgen las inquietudes, y muchos se preguntan por qué el TLNC muestra las mismas caras de siempre, cuando cuenta con una amplia nómina de cantantes y actores. La respuesta hay que buscarla entre bambalinas, y por boca de los propios trabajadores del Teatro Lírico Nacional de Cuba.
“El maestro Adolfo Casas practica el nepotismo. Es descarado el favoritismo que mantiene con sus alumnos, y sobre todo con su hija, a ellos les encarga siempre los protagónicos de las obras que se presentan, cuando existen otros cantantes, con tanto o más talento que ellos” –dijo un actor.
La maestra María Eugenia Barrios, soprano y actual jefa de cátedra del Instituto Superior de Arte (ISA), expresó: “El TLNC me considera un demonio”. Muestra de ello es que los egresados de su academia no obtienen plazas de solistas, sólo encuentran ubicación en el coro. ¿Cuál es la causa? Según el criterio generalizado, el director general del TLNC cuestiona sus métodos de enseñanza.
El maestro Ulises Aquino, barítono y actual director de la agrupación Ópera de la Calle, quien abandonó el TLNC por desavenencias con el actual director, se enfureció cuando descubrió que su currículo como solista fue borrado de la página Web donde aparece el historial de la institución.
El prestigioso director orquestal, Roberto Sánchez Ferrer, quien por muchos años dirigió la orquesta del Gran Teatro de la Habana, se niega a visitar la sede del Teatro Lírico.
Los amantes del género se preguntan qué ha pasado. Nadie responde, aunque el ministro de Cultura, Abel Prieto, expresó recientemente: En tiempos de crisis no podemos darnos el lujo de tener un apagón cultural”.