LA HABANA, Cuba, marzo, 173.203.82.38 -A estas horas, los ideólogos de la raspadura deben estar exprimiéndose la masa gris, a ver con qué nueva cataplasma disimulan las arrugas de eso que llaman el socialismo cubano, de cara a la próxima Conferencia Anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que se efectuará en Ginebra, en junio.
La mala noticia para ellos es que los tiempos cambian, y cada día el mundo se muestra más renuente a digerir las bulas dictatoriales, vengan de donde vengan, y por muy bien que sean moldeadas. De manera que aunque nuestros caciques insistan en cerrar los ojos como los gatos para no enterarse, sus férreos instrumentos de control sobre los ciudadanos tienen ya los días contados.
Recientemente la OIT ha hecho público un Informe de la Comisión de Expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones*, donde, entre otras muchas lindezas, se le recuerda al régimen de Cuba que la “libertad sindical no es más que un aspecto de la libertad de asociación general que debe integrarse en un vasto conjunto de libertades fundamentales del hombre…”
Por supuesto que esta comisión se ha pronunciado contra la burda maquinaria represora que hay detrás de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), como único sistema sindical legalizado, e impuesto por el régimen a los trabajadores cubanos. Y claro que una vez más el régimen respondió a su informe con evasivas cínicas.
Pero si bien es verdad que en ocasiones anteriores la OIT había visto con recelo el monopolio de la CTC, hoy por hoy no necesita ya atenerse únicamente a las respuestas oficiales que le llegan desde la Isla, pues dispone del concurso de la Coalición de Sindicatos Independientes de Cuba (CSIC), ilegal y apaleado, pero resueltamente encaminado a documentar las múltiples violaciones contra el derecho de los trabajadores que encubre y justifica la CTC.
Por increíble que parezca, nuestra dictadura se las ha agenciado para no apartarse de la OIT, organización de la que Cuba es miembro fundador, desde 1919, y en el seno de la cual ha firmado un montón de convenios que se violan a diario, pero cuya violación siempre justificaron los caciques con alevosas mentiras y sutiles coartadas.
La existencia y el agudo ojo avizor de la CSIC, que está asesorada, además, por el Grupo Internacional de Responsabilidad Social Corporativa en Cuba (GIRSCC), viabilizan enormemente la tarea de la OIT, en lo que respecta a la valoración de la tragedia de los trabajadores cubanos y de todos nuestros ciudadanos.
Ya no volverá a ser fácil para los ideólogos de la raspadura dar explicaciones más o menos atenuantes en torno a temas que precisamente aparecen cuestionados en este último informe de la comisión de expertos de la OIT. Dígase el reconocimiento público, por su parte, del derecho de los trabajadores cubanos a la huelga, o el cese del asedio y encarcelamiento de sindicalistas independientes, o la exigencia de que en un futuro próximo sea modificado el artículo 61 del decreto-ley 67, de 1983, para permitir el reemplazo legal de la CTC por la de un conjunto de organizaciones sindicales verdaderamente representativas.
No es la primera vez que la OIT airea sus preocupaciones en torno al tratamiento que reciben los trabajadores en la Isla (el contenido íntegro del informe puede leerse en esta misma página). Tampoco es la primera vez que este tipo de documento relaciona aspectos tan reveladores del talante dictatorial de nuestro régimen. Lo que ha cambiado son las circunstancias. Aunque está por ver si los caciques se enteran finalmente en la próxima cita de Ginebra.
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