LA HABANA, Cuba, julio, 173.203.82.38 -El científico sueco Alfred Nóbel, inventor de la dinamita, legó una fortuna para que cada año figuras relevantes de la física, la química, la medicina, la literatura y promotores de la paz, recibieran un reconocimiento universal y un estipendio por su obra.
Desde su instauración en 1907 numerosas personalidades lo han recibido. Estados Unidos encabeza la lista por países, otras naciones lo ostentan en menor escala y muchos no cuentan con ninguno, entre ellos Cuba.
Lo más cercano a nuestra isla con relación a este premio, fue el galardón concedido en 1954 al escritor y periodista estadounidense Ernest Hemingway, quien escribió parte de su obra literaria en Cuba, donde también vivía, y ofrendó la medalla del Nóbel a la Patrona de Cuba, la Virgen de la Caridad del Cobre, en su santuario de Oriente.
Algunos cubanos han sido nominados, una que otra vez. Este año dos nominaciones de opositores al gobierno comunista de Fidel Castro aparecen en la candidatura: Oswaldo Payá Sardiñas, presidente del Movimiento Cristiano Liberación y Oscar Elias Biscet, ex prisionero de la Primavera Negra. Una tercera propuesta del grupo opositor Agenda para la Transición Cubana, promueve también a Las Damas de Blanco, un grupo de esposas y familiares de ex presos políticos.
Pero no se habla de un hombre que merece primero que nadie esta candidatura: Ricardo Bofill Pagés, fundador del movimiento por los Derechos Humanos en Cuba. El embrión de esta lucha pacífica que ha llenado tantas páginas de heroísmo y agrupado a muchos hombres que dieron lo mejor de sus vidas por devolver la democracia a la isla. Muchos de ellos ya muertos, otros obligados a tomar el camino del exilio.
Aquel Comité pro Derechos Humanos, fundado por Bofill, que sufrió persecución y cárceles, fue consolidado después con el nacimiento de la prensa independiente, órgano de denuncia contra injusticias y atropellos, pero también portal de información y archivo, donde se recoge para la historia del país las condiciones en que se vive en Cuba bajo la dictadura comunista. Y fortalecido por los grupos prodemocráticos y por el movimiento de las bibliotecas independientes.