LA HABANA, Cuba.- Para muchos lo más confiable para mantener segura su propiedad son los cerrajeros. “Ni siete candados ni picaportes sofisticados. Lo seguro es tener un cerrajero de confianza que cada cierto tiempo te cambie la combinación de las cerraduras, porque en Cuba los únicos que mejoran su eficiencia son los ladrones”, afirma Remigio Calixto Peña, un jubilado de 74 años.
Sin embargo, para Alain Reyes Martínez, un cerrajero de 32 años y 10 de oficio, “el tema es polémico y controversial”, porque las dificultades económicas han convertido al cubano en un fenómeno social muy impredecible.
Según Reyes Martínez, “a mi negocio han llegado clientes que le han robado en su casa o le han robado el auto, porque el cerrajero que le hizo las llaves le vendió una copia a un delincuente. Son casos aislados, pero ocurren, y eso crea desconfianza e incertidumbre en las personas, lo que afecta la imagen de nuestro negocio”.
“Pero en sentido general2, apunta Martínez, “es cierto que se ha incrementado la frecuencia con que la gente cambia la combinación de las cerraduras para puertas y autos, y la motivación es, casi siempre, la misma: Hay que ponérsela difícil a los ladrones”.
Por su parte, Rolando Fonseca Jardines, un ingeniero industrial retirado, de 72 años, que ha dedicado los últimos ocho a la cerrajería, relacionó el encarecimiento de su servicio con la falta de profesionalismo y de ética de algunos compañeros del gremio, lo que se traduce en una desconfianza extrema en la mayoría de los clientes.
“El servicio de cerrajería se ha encarecido mucho-explicó-, en algunos casos de manera exagerada, porque la gente busca profesionales de confianza, y esa confianza hay que pagarla. La copia de una llave, por ejemplo, puede costar hasta cinco dólares, y el cambio de combinación de una cerradura, con dos llaves, hasta 25 dólares, cuando el precio más común de estos trabajos oscila entre 1 y 2 dólares”.
Según opina Fonseca Jardines “el cuentapropismo ha sacado todo lo bueno y lo malo que hay en el cubano, porque las autoridades otorgan licencias de trabajo sin investigar si el solicitante tiene la capacidad profesional y moral para desempeñar el trabajo para el que solicita permiso. Y hay oficios que te proveen de conocimientos que, mal empleados, facilitan la comisión de algunos delitos”.
Y algunos testimonios corroboran la opinión del ingeniero industrial de 72 años, que labora en el área de un agromercado ubicado en calle Porvenir entre Tejar y Dolores, Lawton, municipio capitalino Diez de Octubre.
La historia la refiere un hombre de 51 años, que no reveló su identidad “más que otra cosa, por vergüenza”, que cumplió 15 años de prisión por el delito de “robo continuado”.
Nos cuenta el entrevistado: “Yo pasé un año estudiando en los talleres de cerrajería del BANDEC (Banco de Crédito y Comercio) que está en Compostela y Obrapía, en Habana Vieja, y después seguí mi entrenamiento con cerrajeros de mucha experiencia”.
Según sus declaraciones, “me asocié con dos amigos, y durante tres años les proveí copias de llaves de viviendas, autos, motos y hasta de puertas de almacenes estatales. Juntos cometimos muchos robos, hasta que la policía arrestó a uno de ellos y fuimos a parar a la cárcel. No digo que todo el mundo sea igual, pero la gente hace bien en desconfiar”.
Pero con sus ángeles y sus demonios, la cerrajería se ubica como uno de los servicios habituales del trabajo privado con mayor demanda, porque como nos dice Caridad Allegue Piñeiro, una anciana de 70 años, “una de las cualidades más peligrosas y admirables del cubano es su capacidad para arriesgarlo todo cuando quiere conseguir algo”.