LA HABANA, Cuba.- En la televisión cubana se pudo ver, recientemente, el intercambio de opiniones del Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, con los asistentes al Foro de Negocios Cuba-Estados Unidos. Allí participaron empresarios de los dos países y una reducida representación de emprendedores privados y cooperativistas, y se debatieron las oportunidades que ofrece el mercado de la nación caribeña.
El Foro fue patrocinado por Orlando Hernández Guillén, presidente de la Cámara de Comercio de Cuba y María Contrera-Sweet, encargada de la Agencia para el Desarrollo de la Pequeña Empresa en EE.UU. Estuvieron presentes la Secretaria de Comercio Penny Pritzker y el ministro de Comercio y la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca.
El intercambio del presidente Obama con los presentes en el Foro fue moderado por la periodista cubano-americana Soraya O’Brien, quien además maneja un pequeño negocio en los Estados Unidos.
Entre los emprendedores privados cubanos asistentes al Foro estuvo el peluquero Gilberto Valladares, más conocido como “Papito”, quien muy brevemente expuso al mandatario norteamericano sus experiencias en los años que lleva como dueño de un pequeño salón de peluquería.
Según afirmó Valladares, en estos momentos el 95% de los peluqueros pertenecen al sector privado, una situación que hace diez años era muy diferente.
En su intervención, le explicó a Obama que en su proyecto ‘Callejón de los Peluqueros’ se ha articulado una dinámica de encadenamiento de beneficio económico y social. Como él le otorga singular importancia al tema de los valores sociales, actualmente se encuentran diez muchachas sordas que aprenden bajo su patrocinio el oficio de barberas y peluqueras.
El presidente Obama felicitó a Papito por su pequeño emprendimiento privado y le dijo que en su país una peluquería es el centro de la comunidad. Son el tipo de iniciativas que van a servir para crear nuevos hábitos en la gente, según afirmó.
Debido al interés que provocaron sus palabras, CubaNet conversó con Papito Valladares la mañana del 2 de marzo y pudo conocer directamente lo que ha hecho posible los resultados que ha logrado en los años que lleva de peluquero.
¿Desde cuándo comenzaste como propietario de un salón dedicado a prestar servicio de barbería y peluquería? ¿Cuántos trabajadores contratados laboran junto contigo?
En 1999 pasé del sector estatal al privado. Fui de los primeros. En ese año comencé en la sala de mi apartamento en el que vivía junto con mi padre, mi madre Xiomara y mi hermano, estos dos últimos residen en estos momentos en Miami.
Inicialmente no disponía del dinero suficiente para hacerlo todo, pero con mi trabajo, sacrificio y dedicación, armé este salón, que después de tantos años presta servicio tanto a cubanos como a extranjeros. Además, se ha convertido en el Museo de la Barbería y la Peluquería.
Nunca dejé de sostener mi sueño, conjugar creadoramente el arte, la historia y dignificar el oficio de peluquero.
En la sala funciona el salón de belleza, que es a la vez un museo vivo. En él se exhiben cuadros donados por pintores cubanos donde se abordan el tema de la barbería, objetos museables como sillones, espejos y tijeras antiguas que forman parte permanente de este salón.
El proyecto ‘Arte Corte’, creado por mí, funciona en esta sala desde 1999. Desde su inicio hasta hoy ha estado dirigido a dignificar el oficio de barbero y peluquero y su carácter de arte. Tal fue su impacto que Eusebio Leal, Historiador de La Habana, me sugirió que dirigiera mi esfuerzo a desarrollar el proyecto en el barrio del Santo Ángel, a pocas calles donde está ubicada la Iglesia (del mismo nombre), que fue inmortalizada en la obra Cecilia Valdés del escritor Cirilo Villaverde.
Junto con el proyecto cultural desplegamos el trabajo con los emprendedores privados, dado el rol que desempeñan en la expansión de los negocios por ser fuente de empleo.
Te pongo el ejemplo del ‘Callejón de los Peluqueros’, localizado en la calle Aguiar entre Peña Pobre y la Avenida de Las Misiones. Yo propicié la creación del taller donde hoy se preparan barberas y peluqueras sordas. Ha sido un gran cambio. Hace cuatro años sólo existía mi salón de peluquería-museo Arte Cuadro. En estos momentos más de 90 personas tienen licencias y realizan alguna de las 201 actividades privadas autorizadas en la Resolución No.42, puesta en vigor por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social en el año 2013.
¿Puede detallar esos comercios?
El sector de los pequeños negocios, a pesar de las trabas y obstáculos, crece en la sociedad cubana. No me oculto al decir que está promovido por el gobierno, pero también digo que llegó el momento de comprometer a los emprendedores privados. Es hoy y no mañana.
Debido a que esos pequeños negocios generan empleo, mi propósito es lograr que sus dueños se comprometan con la comunidad, dado que el futuro de Cuba está en la pequeña empresa privada. Si logramos ese comprometimiento, se generará un encadenamiento hoy inexistente, que generará no solo beneficio económico, sino también social, que es lo que ha sucedido en el barrio Santo Ángel. Esas fueron las ideas que le expuse al presidente Obama.
En mi caso, como emprendedor privado, considero que la cultura desempeña un rol importante. Para mí es la columna vertebral de mi proyecto.
Apelo a la palabra “contagio” para designar lo que he podido lograr para que otros hagan algo similar a lo que yo he hecho. De esta forma, todos aportamos algo a la sociedad, que puede ser dinero o conocimiento. Aquel proyecto cultural que desarrollamos, en estos momentos ya es un proyecto de desarrollo local, debido a que somos auto-sostenibles, de manera independiente.