HOLGUÍN, Cuba.- A partir de este año dejaron de ser gratuitos 22 servicios en los Joven Club de Computación y Electrónica (JCCE). Sumados a siete que ya se cobraban, ahora son 29 en total.
Solo dos prestaciones han quedado libres de pago: los cursos y “Mi Mochila”, una compilación digital con informaciones y audiovisuales creada por el Gobierno para intentar competir con “El Paquete”, la colección digital independiente distribuida de forma clandestina en Cuba como sustituto del internet de banda ancha.
Después de 27 años ofreciendo un servicio gratuito, los 617 Joven Club distribuidos por toda Cuba se han convertido en una carga económica para el Estado. Con la intención de revertir el problema, desde septiembre de 2014 se comenzaron a cobrar los primeros siete servicios.
Para indagar sobre el tema, CubaNet recorrió nueve JCCE del municipio Holguín, cabecera de la provincia de igual nombre, situada a 700 kilómetros de la Habana. Todas las personas consultadas han manifestado su desacuerdo con las nuevas políticas.
Alexis Fombellida, trabajador del sector estatal, dice que cuando el servicio era gratis venía con frecuencia. Pero, desde que comenzaron a comercializarlo, viene “muy poco”.
“No puedo pagarlo siempre”, afirma Fombellida, quien, como todos los que visitan los Joven Club, acuden a estos lugares ante la imposibilidad de adquirir una computadora para la casa. “El salario no me alcanza para comprarla”, apunta.
Desde hace algunos años los centros comerciales de Holguín no venden computadoras. Estos aparatos solo se pueden comprar en el mercado informal, donde los precios oscilan entre 150 y 700 dólares, costos impagables en un país donde el salario promedio mensual no llega a los 30 dólares.
Dixán Campos, un estudiante de preuniversitario, opina que con las nuevas tarifas los Joven Club deberían cambiar su lema: “La computadora de la familia”.
“No es correcto cobrarle a un familiar por utilizar una computadora”, reflexiona el joven.
Por otro lado, los clientes reclaman mejores condiciones en los locales. “Pagamos por un servicio que no tiene calidad. Estos sitios llevan climatización, sin embargo, en casi todos los Joven Club el aire acondicionado está roto y el calor es insoportable”, cuenta Manuel Rodríguez, un usuario.
Los holguineros también han mostrado su desacuerdo con algunas tarifas, como es el caso del precio fijado para la descontaminación de dispositivos. “Es injusto que cueste lo mismo eliminar programas malignos en un disco de un terabyte que en una memoria flash pequeña de ocho gigabytes”, dice Malena Cobiellas, trabajadora de una cafetería.
Cobiellas considera que otro servicio, el de gestión y copia de información digital, tiene una tarifa arbitraria. “El precio es similar para una copia de materiales digitales que ocupan diez gigabytes que para una copia pequeña de solo diez megabytes”.
Bajo condición de anonimato, un funcionario de la Dirección Provincial de los Joven Club dijo a CubaNet que, por el déficit de equipos en el territorio, varios servicios no podrán brindarse en Holguín. “Los locales están diseñados para 15 computadoras, pero en la mayoría de ellos solo funcionan tres o cuatro, las demás están rotas”, asevera el directivo.
Un caso similar es el de la impresión de documentos, servicio que se ofertará con limitación pues muchas impresoras no funcionan. También, por falta de tecnología, están afectados la postproducción de audiovisuales, la digitalización de imágenes y documentos, la restauración digital, el alquiler de dispositivos móviles y el alojamiento de cursos a distancia en la plataforma online.
El funcionario afirma que la dirección nacional conoce de los problemas tecnológicos, sin embargo no repone los equipos defectuosos y en cambio exige a cada Joven Club la entrega planificada de 4000 pesos mensuales por concepto de la venta de los servicios. “Nos dicen que el dinero que no se recauda en la instalación hay que ‘buscarlo en la calle’, visitando casa por casa, proponiendo la asistencia informática y la licencia antivirus a 50 pesos cada una”, afirma.
Agrega que no se realizó una consulta nacional para confeccionar la lista de los servicios, los precios y las tarifas. “Valoraron a todas las provincias por igual cuando se sabe que solo en la capital los Joven Club tienen mejores condiciones técnicas”, precisa el directivo.
Opina que la decisión fue apresurada y que no debió ser una medida definitiva. “La lógica dice que las nuevas tarifas debían haberse sometido a prueba, y después, sobre la marcha, ir perfeccionándolas”.
Con el incremento de los servicios a cobrar se espera que aumente el plan de ingreso que se les impondrá a los Joven Club, sin tener en cuenta que la mayoría de los servicios no se prestarán por las limitaciones tecnológicas.
“Esto traerá disgustos entre los directores. Estoy seguro que algunos renunciarán a su cargo cuando incumplan reiteradamente un plan basado en unas nuevas tarifas de precios que no tienen respaldo tecnológico”, afirma el funcionario.
En sus inicios esta red de centros tecnológicos creada por Fidel Castro pertenecía a la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), pero desde el 2014 forman parte del Ministerio de las Comunicaciones como unidades presupuestadas.