LA HABANA, Cuba.- Un día como hoy, hace seis años, la localidad de Montpellier, al sureste de Francia, vio cerrar los ojos para siempre al trompetista, productor, arreglista y director de orquesta Ernesto Puentes, conocido como Tito Puentes. Iniciado en la exuberante escena musical de La Habana de los años cuarenta, grabó más de doscientos discos a lo largo de su carrera.
En la década de 1950, el joven trompetista se embarcó en una gira de un año por Europa, Oriente Medio y Líbano. Cuando el organizador del tour se separó del proyecto, dejando a los músicos desprotegidos, Tito Puentes decidió radicarse en Francia, donde vivió durante sesenta años, considerándolo su país de adopción.
Carismático y creativo, se autodefinía como un intérprete de jazz afrocubano, rehuyendo el calificativo de “salsero” que intentaban colgarle debido a la sabrosura de sus arreglos musicales. Al igual que otros grandes jazzistas de su tiempo, su obra se concentró en la fusión de géneros y estilos diversos, que lo convirtieron en un intérprete completo, capaz de moverse en un amplio espectro sonoro.
“Cuando tocaba jazz mis compatriotas decían que ya no era cubano, sino ‘jazzman’. Ahora me conocen como salsero. Pero yo prefiero el término afrocubano en lugar de salsa, que es incorrecto y que, ante todo, fue inventado en los Estados Unidos. Yo me llamo simplemente músico. Intento integrar influencias europeas y africanas en mi música. Mi música tiene múltiples facetas”, afirmó en una ocasión.
A lo largo de su carrera, Puentes acompañó a otros músicos y cantantes de renombre como Michel Delpech, Sylvie Vartan, Claude François, Nino Ferrer, Joe Dassin o Eddy Mitchell. Realizó su última gira en 2012, por toda Francia, para presentar su álbum Gracias. Su último concierto fue en julio de 2015, como invitado del festival “Tempo Latino” de Vic-Fezensac, en el sur de Francia.