CDMX, México. – El pasado 22 de marzo, la web oficial Cubainformación reseñó las tres partes de la entrevista realizada por la cadena árabe Al Mayadeen a Miguel Díaz-Canel, presidente cubano no electo democráticamente. Durante la entrevista, el gobernante repitió viejas consignas de los años 60 para desinformar a la audiencia árabe, y mantuvo el discurso de ficción de los dos dictadores anteriores: Fidel y Raúl Castro.
En otras palabras, el periodista árabe Ghassan Ben Jeddou no evaluó a Díaz-Canel como un servidor público, sino como “un pensador” con “buenos sentimientos”.
Durante la entrevista, el designado se explayó acerca de las supuestas victorias de su mandato y el supuesto apoyo mayoritario de la población cubana, una concatenación de afirmaciones falsas, sin argumentos, que muestran la abismal distancia entre el discurso oficial y la realidad cubana. A continuación, algunas de ellas:
–Dijo que “la Revolución transitó todos sus años, sobre la base del derecho y la verdad, en defensa siempre de lo justo, sin engañar a su pueblo”.
– Expresó su confianza en el respaldo de los jóvenes a la Revolución; y elogió el enfrentamiento de su gobierno a la pandemia de COVID-19.
-Insistió en “el carácter alternativo y emancipador del proceso cubano ante el egoísmo, la guerra, la agresión y las medidas coercitivas”.
El reciclaje del culto a la personalidad en la figura de Díaz-Canel
Desde que asumiera el cargo en abril de 2018, los medios oficiales han intentado, sin éxito, vender una imagen de renovación positiva en la dirección del país, al utilizar las mismas loas al presidente que al fallecido dictador Fidel Castro, y que nada tienen que ver con la eficacia de un servidor público. Con los medios de difusión secuestrados desde 1959, es muy fácil construir una ficción sin ser cuestionado.
El mandato de Díaz-Canel se ha caracterizado por celebrar victorias pírricas de manera cotidiana (cualquier servidor público de un país democrático sería destituido inmediatamente por no hacer su trabajo). Tal como hizo Fidel Castro durante la brutal crisis de los años 90 del siglo pasado, Díaz-Canel ha delegado la administración y gestión del aparato productivo a los militares. Es responsable de miles de muertes evitables por su política fallida frente a la pandemia de COVID-19. Ha mantenido secuestrado el aparato productivo del país, impidiendo la producción, el comercio y la gestión de la propiedad al margen del Estado, sin posibilidades de importar y exportar libremente. Los campesinos y productores cubanos continúan maniatados por la dictadura, que además coarta los derechos civiles y políticos de los cubanos. Todo ello, sin embargo, es proclamado como “victorias” por el PCC.
Díaz-Canel ha intentado vender la imagen de un civil bien vestido y sonriente, accesible a los periodistas favorables al régimen. Es decir, busca desmilitarizar la imagen real de la dictadura cubana.
Además, insiste en mostrarse como un “presidente” aceptado por las masas durante sus frecuentes recorridos por todo el territorio nacional, dilapidando el dinero público; y pretende transmitir la idea de que existe una dirección “colegiada”, como aporte del dictador Raúl Castro.
El fracaso al culto a la personalidad
Las palabras del entrevistador de Al Mayadeen sobre el presidente designado de Cuba buscan desinformar sobre su incompetencia como funcionario público. El periodista emplea la misma maniobra del PCC con relación a Fidel y Raúl Castro, pero no logra explicar la incapacidad de ambos para solucionar los problemas domésticos acumulados por la dictadura en las últimas seis décadas. Por el contrario, se queda con otra consigna vieja y falsa: todos los problemas nacionales se deben al embargo estadounidense.
No obstante, el “buenismo” del gobernante cubano quedó destruido por sus acciones como funcionario público desde el inicio de su mandato:
-El primer decreto-ley firmado por Díaz-Canel ―el 349 de 2018― criminaliza la creación artística independiente.
-En un video filtrado desde antes de su “elección”, el entonces vicepresidente atacó a los emprendedores que prosperaban gracias al deshielo impulsado por el presidente Barack Obama. En ese mismo video atacó a los 43 candidatos independientes que aspiraban a ser delegados a las elecciones parlamentarias de 2018. Abiertamente dijo que había que eliminarlos. Se refirió además a la prensa independiente, mostrando su intolerancia a los medios no afiliados con el Estado.
-El 11 de julio de 2021, durante una comparecencia en televisión, convocó a una guerra civil entre cubanos, como respuesta al estallido social masivo que tuvo lugar ese día.
Si a todo esto le sumamos las erradas políticas públicas, la incontrolable inflación y la desconexión de los gobernantes con la realidad del país y las posibles soluciones, queda claro que Miguel Díaz-Canel nunca debió ser investido como presidente de la República de Cuba. Sin embargo, la dictadura necesitaba un continuista fanático, un repetidor de consignas, en lugar de un servidor público decente y capaz.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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