MADRID, España, 6 de abril (Agencias, 173.203.82.38) – El Gobierno español está estudiando si recorta las ayudas que venían recibiendo los ex presos cubanos y sus familiares que llegaron a España entre julio de 2010 y abril del pasado año tras ser liberados por un acuerdo en el que la Iglesia sirvió de mediador.
Según la agencia Efe, el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación de España, que dirige José Manuel García-Margallo, ha sido uno de los que más ha sufrido con los recientes ajustes presupuestarios. Diversos excarcelados denunciaron la paralización de los subsidios que Exteriores canalizaba a través de las organizaciones sociales Cruz Roja, CEAR y Accem.
Debido a esta reducción, la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica está analizado la situación de los ex presos cubanos que llegaron a España
“Se está buscando la mejor manera para no dejar a nadie desamparado, aunque no pueden ser ayudas infinitas”, informaron a Efe fuentes cercanas a Exteriores.
Entre julio de 2010 y abril de 2011, vinieron a España un total de 115 excarcelados y 647 familiares, en virtud de un acuerdo entre el anterior Gobierno socialista y el régimen castrista, en el que medió la Iglesia cubana.
Unos 500 siguen repartidos en pisos y centros sociales de diversas ciudades. El resto se fue a otros países, principalmente a Estados Unidos.
Los excarcelados han venido recibiendo cada mes una ayuda de hasta 700 euros para alquiler de vivienda, además de una partida para manutención de unos 180 euros por cada miembro del núcleo familiar, abono transporte y cobertura médica.
La casi totalidad de los ex presos no ha encontrado trabajo debido a la crisis en España y a la lentitud de la homologación de sus títulos profesionales y universitarios.
Omar Rodríguez Saludes, uno de los primeros excarcelados acogidos, aseguró que no recibe el subsidio desde el pasado mes de enero sin que se le haya dado ninguna explicación.
“Es un momento de incertidumbre”, afirmó a Efe Rodríguez, residente en Gijón, Asturias.
Julio César Gálvez, quien también llegó en la primera tanda en julio de 2010, denunció la misma situación: “No tengo un céntimo en los bolsillos”. “Lo único que pido es trabajo y así, en vez de recibir, podré ayudar. No se trata de que me den un pescado para comer, sino de que me enseñen a pescar”, comparó Gálvez.
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