GUANTÁNAMO, Cuba.- Cuando era joven ir al cine era toda una aventura. Me paraba frente a las carteleras situadas en los portales de los cines de Cienfuegos y deseaba tener 16 años para ver las películas prohibidas, donde las mujeres salían con el torso descubierto y hasta desnudas.
Con la llegada de las novias comprendí por qué muchos de mis amigos iban más de una vez con su pareja a ver películas aburridas.
Ha transcurrido mucho tiempo desde entonces y todo parece indicar, a no ser que ocurra algún milagro tecnológico, que los días de las salas oscuras están contados. Guantánamo es otra evidencia de la triste suposición.
Orígenes y esplendor de las salas oscuras en Guantánamo
Según nota del poeta Regino E. Boti, obrante en el tomo 74, folio 880 del archivo que lleva su nombre, fue el señor Don Luís Simón Simón, de ascendencia judaica-francesa y dueño del central Monona, quien trajo a Guantánamo el primer cinematógrafo que se usó en funciones públicas y privadas.
Aunque en el documento no consta la fecha de la introducción del invento de los hermanos Lumiére en la Villa del Guaso no es descabellado pensar que ocurrió en fecha cercana a la primera proyección cinematográfica hecha en Cuba, que según Arturo Agramonte afirma en “Cronología del cine cubano”, fue el 15 de enero de 1897 en La Habana. Supongo eso basándome en la rápida expansión de las proyecciones cinematográficas por el país gracias al ferrocarril y a la navegación por cabotaje, muy activos entonces.
Según testimonio ofrecido por Rafael Otero el 9 de diciembre del 2010 al programa “Tentar el asombro”, del telecentro Solvisión, en la década de los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo en Guantánamo había 8 cines: América, Fausto-luego llamado Luque-Actualidades, Oriente, Blanco, Campoamor, Luisa y Astro. A pesar de no existir entonces una carretera que enlazara a Guantánamo con Santiago de Cuba las películas llegaban puntualmente por ferrocarril o por vía marítima.
Luque, Oriente y América eran modernas y confortables salas que alternaban sus programaciones cinematográficas con otros espectáculos culturales. Estos cines tenían modernas pantallas traídas desde los EE.UU para la proyección de películas rodadas en cinemascope. Según refirió a este escribidor un profesor de la escuela provincial del PCC en el territorio quien nos pidió no mencionáramos su nombre, la pantalla del cine Oriente fue montada por Enrique Rodríguez Picazo, combatiente del Movimiento 26 de Julio que fue asesinado por los guardias de la anterior dictadura. A finales de la década de los cuarenta se proyectó el primer filme en tercera dimensión y en 1951 se proyectó, con la misma técnica, la película “Museo de cera”, según el testimonio de Otero.
Tanto Luque como Oriente tenían butacas muy cómodas, retráctiles, las que fueron desmanteladas y enviadas, en la década de los setenta del pasado siglo, una parte para el teatro del comité provincial del Partido Comunista de Cuba (PCC) y otra para Santiago de Cuba por orden de Alfonso Hodge, entonces primer secretario del PCC en la provincia.
De aquél tiempo a éste
De los ocho cines que funcionaban en Guantánamo antes de 1959 todavía en 1985 quedaban cuatro: América, Huambo —antes el Luque—, Actualidades y Astro, rebautizado como Van Troi. Al cuarteto se unió el único cine construido en la ciudad desde 1959, El Guayo, ubicado en el Reparto Caribe.
A pesar de que entonces abundaban las dificultades ante cualquier empresa cultural había encuentros de cine debates, la crítica cinematográfica tenía espacios en la prensa escrita y televisiva y circulaban con regularidad las publicaciones especializadas.
De los cines existentes antes de 1959 ya no funcionan el Luisa —destinado únicamente a reuniones políticas, funciones teatrales y espectáculos musicales—, tampoco existe el Van Troi —antes el Astro— que fue convertido en una sala de teatro en la primera década de este siglo. Igual suerte corrieron el Actualidades y el Guayo, en ambos casos convertidos en pistas de baile. El cine Campoamor fue demolido y en su lugar se construyó el Coppelia de la ciudad y el cine Blanco es ahora la sede de la Empresa Mayorista Mixta de Comercio de la provincia. Por su parte el cine Oriente se cae a pedazos desde que fue cerrado hace más de treinta años.
De aquéllos ocho cines que funcionaban antes de 1959 sólo quedan América y Huambo. El primero lleva casi una década cerrado por reparación y el segundo no funciona desde mayo del 2016 debido a que el equipo de aire acondicionado está roto. Desde hace más de veinte años no se disfruta de la programación de la Cinemateca de Cuba en Guantánamo. Hoy únicamente funciona una pequeña salita con capacidad para unas veinte personas en un local del cine Huambo, donde se celebra la peña Ojo Crítico todos los jueves a las 7 p.m.
De continuar así las cosas y ante el indetenible avance de las nuevas tecnologías informáticas no dudo que muy pronto los jóvenes miren asombrados a quien pronuncie la palabra cine. De hecho ya miran como a un extraterrestre a quienes hablan de Griffith, Eisenstein, Pudovkin o Andrej Wadja. Y aunque uno intente convencerlos de la calidad de aquél cine y de la magia de la sala oscura, mucho más si estábamos acompañados de la novia, seguramente nos mirarán con descreimiento, porque lo inefable sólo se valora cuando se vive.