GRANMA, Cuba.- En la mañana del pasado miércoles, después de seis días detenidos en la Tercera Unidad de la Policía del territorio, fueron llevados al Tribunal Municipal de Bayamo ocho jóvenes que se dedicaban a ventas de ropas, zapatos y otros artículos.
Margarita Alarcón Pérez, trabajadora del restaurante El Senado, cuenta: “Mi hijo también cayó en esa redada. El jefe de sector (de la Policía) Maikel, lo detuvo por sospechar de el, y si yo no me apuro a contratar un abogado hubiera sido peor. Le pedían cuatro año de peligrosidad solo porque ese es el medio que tiene para buscarse algo de dinero y ayudarme en la casa. Aquí en Cuba se han vuelto comunes esas prácticas ilegales y a la vez es un oficio para esos jóvenes que no tienen dónde trabajar. ¿Hasta cuándo van a seguir con tanta represión? Sin embargo, a los drogadictos y ladrones no los detienen ni los procesan y están acabando en la calle”.
Rosa Blanco, compañera de trabajo de Margarita que la acompañaba en el tribunal, dice a su vez que en la calle donde reside “ese mismo jefe de sector le hizo un registro a una vecina que se dedica viajar a Rusia para traer ropa, acabando de llegar del Aeropuerto de Holguín. Solo por sospecha de venta al por mayor le decomisaron todo y ahora está en espera de ser procesada por los tribunales. Eso nos da a entender que aquí solo pueden vivir bien ellos (los funcionarios del Estado), no el pueblo. Son tremendos abusadores”.
Luis Enrique Fonseca Moreno, joven de 23 años que también fue procesado, cuenta: “La policía llegó a mi casa a las 6:00 a.m. en una patrulla, preguntando por mí. El patrullero me pidió el carnet de identidad y me detuvo por seis días. Les expliqué que antes era cuentapropista, pero era tanto el hostigamiento de los inspectores, que me cansé y tuve que dejarlo y dedicarme a vender ropa y otros artículos. Sin pruebas de cogerme vendiendo me llevaron al tribunal y me aplicaron una medida cautelar de un año en prisión domiciliaria, alertándome que si seguía vendiendo me aplicarían cuatro años de peligrosidad”.
Una madre que se encontraba en el tribunal, y que no quiso dar su identidad contó que “cada vez son más los jóvenes que se dedican a la venta de artículos traídos del extranjero, a causa de no encontrar trabajo, y la policía entonces los procesa a cuatro años de peligrosidad, por la venta ilegal”.
Sin embargo, la mujer apunta que a “los venezolanos que estaban viajando a Cuba para ‘raspar’ la divisa del gobierno, los llamados ‘bachaqueros’, no se les limita para entrar esos productos”.