GUANTÁNAMO, Cuba.- A pesar de que el presidente Barack Obama ha asegurado que la Ley de Ajuste Cubano no va a ser derogada, el éxodo masivo de cubanos hacia los EE.UU y otros países continúa aumentando. También crecen las deportaciones. El castrismo sigue afirmando que son migrantes económicos.
Estoy absolutamente convencido de que si algún periodista o cineasta decidiera realizar un reportaje muchos —por no decir el 100%— de esos cubanos asegurarían que son migrantes económicos, el mismo sofisma reiterado por el castrismo. Eso era lo que hasta hace unos días afirmaba la abrumadora mayoría de los compatriotas en Ecuador hasta que aumentaron las deportaciones. Ahora, según la carta que entregaron en la embajada cubana en Quito, son perseguidos políticos.
La complicidad de Rafael Correa con el castrismo
Un documental de este mismo año, titulado “Migrantes, los otros nosotros cubanos”, del realizador Pocho Álvarez, pone al descubierto la discriminación que están sufriendo los cubanos en Ecuador y la vergonzosa complicidad del gobierno de Rafael Correa con el castrismo.
Según el documental, en los últimos cinco años han entrado a ese país 106 371 cubanos, a razón de 21 274 por año, pero su situación se ha tornado muy difícil allí. La xenofobia contra nuestros compatriotas crece y también la discriminación que sufren al tratar de obtener un trabajo para subsistir, lo cual conoce muy bien el gobierno ecuatoriano, y lo permite.
Apenas el castrismo anunció a fines del 2012 que los cubanos no tendríamos que pedir permiso para salir al extranjero, el gobierno del “demócrata” Rafael Correa dispuso que Ecuador exigiría una carta de invitación avalada por su cancillería para que los cubanos pudiéramos entrar a su país, medida aplicada únicamente a nosotros.
Ante la avalancha de cubanos que salieron en busca de un contrato de trabajo, el gobierno de Correa dispuso que a partir del 11 de mayo del 2015 se validarían únicamente los títulos de los profesionales de la cooperación interestatal. Fue una medida tendente a proteger los intereses del castrismo, alarmado por el número de médicos y otros profesionales que estaba emigrando. El 26 de noviembre del 2015, ante la decisión del gobierno de Daniel Ortega de impedir el paso de los cubanos por Nicaragua, Correa determinó que a partir del primero de diciembre de ese año se exigiría una visa a los cubanos para poder entrar a Ecuador. Ambas decisiones fueron tomadas después de contactos de la cancillería cubana con ambos gobiernos.
Fue otro acto servil hacia el castrismo y una violación de la Constitución ecuatoriana según se expone en el documental mencionado. Correa se presenta como un demócrata pero ejecuta contra los cubanos discriminaciones impropias de una democracia.
La teoría del pisotón
Usted puede encontrarse aquí, en Quito, México o Miami con alguien que hasta días atrás fue un “comecandela” o un simulador que ni siquiera le tiró una trompetilla al castrismo, convertido por obra y gracia de un viaje en un enardecido parlante contra el sistema. La inusitada rebelión verbal provoca en sus interlocutores un pensamiento infalible: “A este ya le pisaron el callo”.
Esa conducta obedece a un código de sobrevivencia frente a un régimen altamente represivo donde la simulación es habitual en la mayoría de los ciudadanos.
Mientras Ecuador fue fiel a su Constitución y permitió la estancia de los cubanos en su territorio, todos los que fueron entrevistados por los medios de prensa se reconocían migrantes económicos. El documental que he mencionado también lo demuestra.
Pero, ¿cómo puede ser migrante económico una persona que llega a Ecuador con 10 000, 15 000 y hasta 20 000 dólares? ¿Cómo puede serlo quien se arriesga a perder la vida atravesando Centroamérica? La mayoría de esos cubanos continúa repitiendo la cantaleta del castrismo porque teme sus represalias.
La verdadera causa por la que tantos cubanos se lanzan al mar, atraviesan Centroamérica, toda Rusia y si pudieran hasta se subirían a un globo para salir del país es el clima de represión que se vive en Cuba, la absoluta falta de seguridad jurídica frente a los actos del castrismo y sus testaferros y el irrespeto a elementales derechos humanos. Eso es lo que convierte a los cubanos en personas que huyen para no ser rehenes de una dictadura económicamente ineficaz, y soberbia, que sólo piensa en conservar su empoderamiento.
Que este éxodo interminable tiene un componente económico es cierto, pero su causa es esencialmente política aunque el castrismo se niegue a reconocerlo. ¿Acaso veintiséis años de crisis económica y cincuenta y siete de violaciones masivas y sistemáticas de derechos humanos elementales no son causas políticas? Si el éxodo obedeciera sólo a causas económicas, personas que viven muy bien en Cuba no arriesgarían sus vidas para realizar trabajos muy por debajo de su calificación en otros países.
Los cubanos detenidos en Ecuador han realizado protestas públicas y han sido reprimidos por el gobierno de Rafael Correa, quien desconociendo lo establecido en su propia Constitución —los malos hábitos del castrismo también se pegan— ha aumentado las deportaciones.
En una carta que entregaron ante la embajada de Cuba en Ecuador y que CubaNet publicó recientemente, los cubanos amenazados con la deportación gracias a la complicidad de los gobiernos de Rafael Correa y Daniel Ortega con el castrismo, han dicho muchas verdades. Es lastimoso que lo hayan hecho ahora y no antes, en la patria. Aquí muchos de ellos jamás tuvieron siquiera un gesto de apoyo a la oposición pacífica. Pero algo es algo, o como dice el dicho, más vale tarde que nunca.
Desconozco si la carta está firmada por todos o solo por los adelantados que tampoco faltan, —¡gracias a Dios! —. Esos que, según Martí, ante la ausencia de decoro llevan en sí el decoro de muchos hombres. Deseo que todos logren su sueño de llegar a los EE.UU. y que no se conviertan en otros loros del castrismo, como esos que forman supuestas organizaciones civiles “independientes” de emigrados cubanos y asisten a encuentros en las embajadas y consulados para apoyar al socialismo próspero y sostenible desde sus apacibles estancias en el extranjero, donde disfrutan de derechos que jamás tuvieron en Cuba. Un socialismo que la dictadura nos ha colocado en el horizonte y que, por haberlo ubicado allí, mientras dice que caminamos hacia él, más se aleja.