LA HABANA, Cuba.- La reparación de vehículos automotores se ha convertido en una “pesadilla lucrativa” para los mecánicos de autos que, mientras luchan por sacar a flote sus economías, mantienen funcionando esos medios de transporte contra todas las adversidades.
El desabastecimiento material, que afecta todas las áreas de la vida social y laboral dentro de Cuba, aumenta sus efectos estresantes cuando todos los caminos que ofrecen soluciones conducen a la ilegalidad.
Pipo, un mecánico de autos de 62 años que prefiere no revelar su nombre “por si acaso”, y que se define a sí mismo como “un viejo lobo dentro de este negocio”, explica que “yo llevo toda mi vida en este negocio de arreglar carros, y te puedo asegurar que el 90 por ciento de los carros que ruedan en este país pueden hacerlo gracias a los inventos de nosotros los particulares”.
Continúa diciendo: “Los que andan en carros estatales también tienen que acudir a nosotros, porque si esperan por los talleres del Estado se mueren esperando, porque no les garantizan nada, a menos que sean ‘pinchos’ (dirigentes)”.
Quisimos conocer las reparaciones de mayor demanda y las causas que la producen, a lo que el “viejo lobo” de 62 años nos respondió: “Casi todas las roturas tienen que ver con el tren de dirección; y la causa principal, muy sencillo: el pésimo estado de las calles”.
Carlos Adrián Guilarte Morell, de 28 años de edad y de ellos siete de experiencia profesional, fue otro entrevistado que se refirió a otras partes y piezas que con más frecuencia tienen que ser reparadas.
Guilarte Morell señaló, entre otras, “los piñones de distribución, levas, válvulas de admisión, kit de juntas, hojas de muelles, bujes y rodamientos” y coincidió con todos los entrevistados que la mayoría de las roturas son producidas por el mal estado de las vías.
Por su parte, Miguel Sierra Perea, un mecánico retirado de 69 años, nos cuenta su experiencia personal con la remotorización de su vehículo, un Chevrolet del año 1956 al que le adaptó el motor de un auto Toyota.
Según Sierra Perea, “en realidad yo no compré el motor nuevo, porque me habría costado entre seis mil y nueve mil dólares. Lo que hice fue reparar uno de uso, y entre la reparación y algunas adaptaciones que tuve que hacerle, la remotorización me salió en casi 3000 dólares; que por cierto, pude hacerlo gracias a la ayuda de mi familia en Estados Unidos”.
“El problema”, continúa explicando Miguel, “es que en Cuba se pasa mucho trabajo para resolver cualquier pieza o accesorio de auto, porque el abastecimiento depende, en la mayoría de los casos, de la gestión que hace la gente que viaja al exterior”.
“En algunas tiendas especializadas estatales, que venden en divisa, se pueden adquirir algunos repuestos, pero los precios resultan impagables. Para no entrar en detalles, que harían interminable la lista, te puedo decir que los precios en las tiendas estatales supera entre cinco y diez veces los precios de los particulares”, concluyó el mecánico retirado.
Isaac Quiñones, de 47 años de edad y dos décadas de oficio, es otro de los mecánicos entrevistados que admitió que “el mal estado de las vías” incide en las roturas más frecuentes, aunque mención aparte merece el tema de los neumáticos, cuyo precio alcanza los 150 dólares cada uno, de acuerdo a este mecánico.
“No hay goma (neumático) que aguante, porque además de los baches en las calles y las irregularidades en la superficie del pavimento está el problema de las altas temperaturas y la constante humedad”, dice Quiñones.
Algunos choferes que también colaboraron para este reportaje comentaron sobre los altos precios que tienen que pagar para mantener circulando sus vehículos.
Jesús Cabrera Díaz (Chucho) detalla que “por ejemplo, una bomba de petróleo, de uso, cuesta alrededor de 180 dólares, y si es nueva te sale en 300 dólares; un alternador nuevo cuesta 200 dólares y una pinza de freno, de uso, unos 200 dólares (las nuevas pueden llegar a 300 dólares)”.
Alejandro Fernández Gómez es mecánico de vehículos Nissan que considera que “el deterioro de los vehículos automotores no solo se debe al mal estado de las vías, sino a la falta de mantenimiento programado”.
Fernández Gómez afirma que “en la mayoría de los casos los propietarios de automóviles no pueden realizar un adecuado mantenimiento en el tiempo que el auto lo requiere (cada 3000 o 4000 Kilómetros), por dificultades económicas”.
El mecánico de 40 años, quien paga 350 pesos mensuales de licencia de trabajo y otros 262 pesos de seguridad social (17 y 13 dólares de impuesto aproximadamente), se refirió también a las dificultades para crear áreas de trabajo con las condiciones requeridas, y Agregó: “La mayoría de los talleres donde trabajan los mecánicos particulares se improvisan en los garajes de las Casas”.
Respecto al importe que cobran por reparaciones, Fernández Gómez asegura que ese es “un tema que se maneja a través de acuerdos con el cliente y que tiene su flexibilidad”. Muchos clientes creen que los mecánicos se están haciendo ricos con los precios que cobran por su trabajo.
“Mira, periodista, en un país donde hay tanta carencia de servicios cualquier negocio se puede volver lucrativo, porque la escasez lo encarece todo; pero lo que la gente no ve, o no quiere ver, es que en este país todos tenemos que pagar por eso. Para nosotros, hacer un trabajo de calidad se puede volver una pesadilla, y lo único que compensa un poco esa pesadilla es el dinero que ganamos que, al final, termina en el bolsillo de otro que también está lucrando con lo que a nosotros nos falta”, dice el veterano Pipo.