LA HABANA, Cuba.- El sector gastronómico y de servicios fue objeto de intervenciones estatales una vez que el actual gobierno tomó el poder en 1959. La revolución estatizó la gastronomía mediante una batalla de aniquilamiento de cualquier forma privada en la economía nacional.
Durante 56 años, la gastronomía estatal ha sido fuente de corrupción administrativa y malos servicios que la mantienen dentro de los sectores más criticados por los cubanos. Pero con la implementación de medidas económicas destinadas a paliar la crisis económica y amortiguar la elevada tasa de desempleo, se aprobó la apertura del sector privado. Los llamados cuentapropistas aumentaron en número.
Desde entonces la imagen de la gastronomía cubana dio un giro que poco a poco cambia el ambiente de las principales ciudades del país.
Con inversiones privadas que –según ha circulado de boca en boca– sobrepasan los miles de dólares, en los últimos tres años la gastronomía particular ha superado los 56 años de desastre generado por el estatismo llevado a rajatabla o ahogado por las instituciones y el control, que sin embargo aún afectan al sector privado.
Lo lamentable es que la mayor parte del dinero que generan las grandes inversiones en este sector va a parar al extranjero. El gobierno no ofrece posibilidades de expansión de la empresa privada, operada en muchas ocasiones por inversionistas extranjeros, apoyados legalmente en nacionales.