LA HABANA, Cuba.- CubaNet informó el pasado domingo sobre un ómnibus que había impactado contra el portal de una vivienda ubicada en Avenida Santa Amalia, número 42, entre Gonzalo y Calzada 10 de Octubre, municipio Arroyo Naranjo.
El accidente se produjo en la madrugada, según el testimonio de uno de los testigos presenciales, el joven de 17 años Rafael Serpa Consuegra. “Yo estaba en la esquina de Santa Amalia, conversando con unos amigos, cuando percibimos un ómnibus que bajaba por la calzada a gran velocidad; pero como eso es habitual por esta zona, no le dimos importancia hasta que sentimos el estruendo. Todo fue muy rápido”.
“La suerte es que el ómnibus iba sin pasajeros porque ya había terminado su turno y se dirigía al paradero, y el chófer solo recibió heridas leves; aunque tendrá que enfrentar cargos graves porque la autoridades le encontraron una botella con ron al lado de su asiento, y según los comentarios de los policías tenía un fuerte aliento etílico”.
Otro de los testigos, que prefirió no revelar su nombre, explicó que “a partir del momento que ocurrió el accidente, los vecinos comenzaron a salir de sus casas, y sobre las tres de la madrugada había una gran concentración de personas. Sobre esa hora vinieron las patrullas de la PNR (Policía Nacional Revolucionaria) y una ambulancia”.
Otros testigos y vecinos del lugar, que aceptaron colaborar para la realización de este reportaje (siempre a cambio de que sus identidades no fueran reveladas, por temor a ser cuestionados por ofrecer información a la prensa independiente), dijeron aliviados: “Menos mal que los dueños de la casa que sufrió el daño estaban en la calle”.
Yosvani Fernández Guzmán, de 39 años, refiere que “un equipo de trabajadores de Viales y pavimentación, que fueron movilizados hacia el lugar del accidente, apuntalaron el portal y parte de la sala de la vivienda accidentada alrededor de las nueve de la mañana, para evitar que se produjera un derrumbe, ya que las paredes se fracturaron completamente”.
Este reportero pudo advertir que, a pesar de que las autoridades policiales tomaron algunas medidas para evitar el derrumbe parcial de la vivienda más afectada y lidiaban con la indisciplina de algunos curiosos, tratando de evitar que se acercaran demasiado a la zona de mayor peligro, era creciente el disgusto de más de un centenar de personas que se encontraban presentes.
Indagando sobre las razones del malestar y la incomodidad de los que observaban el accidente, y la mayoría coincidía con la opinión de que “los responsables a cargo de la brigada que trabajaba para retirar el ómnibus son unos incapaces. Se pasaron varias horas tratando de mover la guagua (ómnibus) con una pequeña excavadora que, era evidente, no tenía la fuerza suficiente para lograrlo”.
Muchas de las opiniones apuntaban que “es muy peligroso que se haga de noche, porque estamos a fin de año y los ladrones pueden aprovechar la confusión, mezclarse con la brigada de trabajadores y hacer de las suyas. Es increíble, pero en este país ante cada posible solución aparecen diez problemas”.
Los comentarios críticos, dirigidos contra lo que los presentes consideran la “ineficiencia del gobierno, cuando se trata de encontrar soluciones a los problemas del ciudadano común”, molestaron a una señora que se identificó como “una teniente coronel del MININT (Ministerio del Interior)” y que comenzó a hacer una apología sobre las “bondades de la revolución”.
Por un momento, la atención se centró en un grupo de personas que respondieron a la oficial del MININT asegurándole que “aquí lo que hace falta es que aparezcan la gente de los derechos humanos”, a lo que la Teniente Coronel respondió indignada: “Los derechos humanos son una mierda. Esta revolución no la tumba nadie. Nosotros no creemos en los derechos humanos”.
La escaramuza ideológica, que prometía convertirse en un espectáculo muy peligroso, se vio interrumpida por los gritos de júbilo de decenas de voces que mostraban su alegría, porque ¡al fin! una grúa de “Servicio en la Vía” que sustituyó a la excavadora había logrado retirar el ómnibus del lugar donde había permanecido durante largas horas después de impactar contra la vivienda.
El transporte de pasajeros de la ruta 10 fue retirado a las 5:15 de la tarde, y aunque afortunadamente no hubo que lamentar pérdidas humanas, las familias afectadas tendrán que sufrir, quién sabe por cuánto tiempo, las consecuencias de la irresponsabilidad de un conductor ebrio.
Y quién sabe cuánto más no habría que lamentar, si el enfrentamiento del grupo de ciudadanos molestos contra la rabieta ideológica de la Teniente Coronel hubiera pasado a mayores.