NUEVA YORK, Estados Unidos – Hay una enorme brecha abierta en la humanidad, con los sectores rivales que no se dan tregua, alineados a ambos lados de la profunda zanja, porque cada cual lucha por imponer sus propias voluntades.
¿Cuándo se abrió por primera vez ese abismo en el mundo? Nadie lo sabe a ciencia cierta y el tema es materia de discusión de los seguidores de la historia, la biblia u otro libro religioso.
Si nos remontamos al libro sagrado de la cristiandad, podríamos decir que la brecha se abrió tan temprano como cuando se llevó a cabo la expulsión del Paraíso de la primera pareja, Adán y Eva, víctima de las intrigas de una serpiente.
Luego tendríamos otro ejemplo de división con Caín y Abel en su historia de envidia y crimen.
Las fragmentaciones en el mundo han existido siempre, pero hoy la enorme brecha se ha hecho aún más profunda y hace incluso peligrar la supervivencia de la raza humana.
En general, la amenaza representada por el Estado Islámico, Al-Qaeda y otros grupos terroristas es una realidad que nadie puede desestimar.
En proximidad, la brecha más cercana la tenemos frente a nosotros en las profundas divisiones que existen en las políticas de Cuba, Venezuela y otras naciones gobernadas por regímenes autoritarios.
En Cuba, el gobierno no permite el más mínimo respiro de un cambio, por pequeño que éste sea. El régimen castrista, atemorizado, ha ordenado por un lado aplastar cualquier campaña que pueda atraer al pueblo, y por el otro, impide la expansión de Internet ante el peligro que puedan extenderse las nuevas ideas que allí se expresan. Raúl Castro quiere hacer todavía más insular a la Isla, si así se pudiera, pero abre las válvulas de la emigración de sus ciudadanos cuando estratégicamente así le conviene, como está sucediendo hoy en día.
¿Se podrán algún día cerrar las brechas? Chile ha estado tratando de hacerlo desde el plebiscito de 1988, que puso fin al mandato de Augusto Pinochet y reabrió el país a la democracia. En las pasadas elecciones presidenciales, Argentina dio un claro ejemplo demostrando en las urnas el deseo de cambios. Hay grandes esperanzas en el futuro, pese al rencor demostrado por los perdedores.
Por su parte, Venezuela vive hoy un momento trascendental en su historia. El 6 de diciembre se llevarán a cabo las elecciones para renovar la Asamblea Nacional, que de ganarlas la oposición, como adelantan las últimas encuestas, iniciaría el vuelco esencial para recobrar la democracia.
Sin embargo, al otro lado de la brecha, el gobierno de Nicolás Maduro ha prometido no reconocer ese posible triunfo, lo que abriría aún más la garganta del negro abismo que hoy divide a esa nación caribeña.
La ciudadanía democrática venezolana acaba de hacer un llamado a la Fuerza Armada Nacional a respetar la Constitución y la voluntad soberana del pueblo el seis de diciembre
En un reciente comunicado difundido por la Unidad Democrática se pide: “En esta hora de crisis, los ciudadanos sin uniforme se dirigen a los ciudadanos con uniforme”.
Como dije una vez, y lo mantengo, el destino de la Patria del Libertador dependerá, en última instancia, de la actuación de las Fuerzas Armadas.