LA HABANA, Cuba, marzo (Yaremis Flores, 173.203.82.38) – A menos de una semana de la visita del papa Benedicto XVI, crece la agitación y la inseguridad entre los residentes de esta urbe de más de dos millones de habitantes. El régimen asedia no solo a disidentes y activistas de derechos humanos, sino a otros sectores de la población.
“Fui citada por quinta ocasión, en menos de dos semanas, por el jefe de la Policía y funcionarios de la Dirección de Vivienda e Inmigración para advertirme sobre la obligación de informar todo comportamiento inusual”, dijo Lucía, de 45 años, una cuentapropista que arrienda su apartamento de la calle Paseo, del barrio capitalino del Vedado.
“Los arrendadores debemos interrogar a los turistas y si son de agencias de prensa, debemos comunicarlo inmediatamente a las autoridades. También enfatizaron sobre nuestra obligación de informar sobre extranjeros con rasgos árabes o creencias islámicas, aunque pasen el riguroso chequeo en el aeropuerto” agregó.
“Sugirieron (…) que estos visitantes reserven en los hoteles, donde está bien orquestado el sistema de vigilancia y control”, dijo Lucía, quien manifestó su incomodidad ante tanta presión. Agregó que el jueves tenía que asistir a otra reunión con las autoridades para recibir más instrucciones.
Un joven policía, oriundo de Palma Soriano, quien no quiso revelar su identidad por razones de seguridad, confesó a esta reportera que sus vacaciones fueron interrumpidas y postergadas las de otros policías, por la visita del Papa, “pues no damos abasto”, dijo.
“Estamos trabajando todos los días y los jefes anunciaron que ningún error será perdonado. Tenemos indicaciones precisas de intervenir en aglomeraciones y conducir a cualquier individuo sospechoso”, dijo el suboficial, quien patrulla en la Terminal de Ómnibus Nacional, zona de alta prioridad por su cercanía a la Plaza de la Revolución, donde devotos y ateos acudirán el próximo 28 de marzo a ver al Sumo Pontífice.
El uniformado reconoció no tener la preparación suficiente para el tipo de operativo que se les está exigiendo. Afirmó que todos los agentes de Seguridad del Estado están activos en las calles, pero falta comunicación entre estos y el cuerpo de policía, al punto que en ocasiones identifican a ciudadanos como sospechosos y resultan ser agentes vestidos de civil, según confesó el policía.
En conversación con el administrador de uno de los establecimientos comerciales de la Terminal de Ómnibus, quien prefirió el anonimato por temor a represalias, se supo que las autoridades están llevando a cabo una labor de “limpieza” en esa céntrica estación. “Los vendedores ambulantes sin licencia, mendigos y enfermos mentales que pernoctan de manera habitual en la instalación han sido detenidos por la policía”, confirmó el administrador, quien admite que no profesa ninguna religión, pero que desea ser testigo de esta visita porque la considera un hecho histórico.
El Ministerio de Transporte dijo en una nota informativa publicada en el diario Granma el jueves, que “con motivo de las actividades previstas el día 28 de marzo en la Plaza de la Revolución”, todos los viajes nacionales desde la terminal capitalina, comprendidos entre los horarios de 1 a.m. y 3 p.m. del día 28, comenzarán a salir a partir de las 3 p.m. de ese día, con 10 horas de diferencia de su horario habitual. Los viajes hacia la provincia La Habana “se mantendrán en los horarios planificados”, según Granma, pero lo harán desde la terminal La Coubre, en la Habana Vieja. Nada se dijo sobre los arrribos desde provincias que, según informaciones extraoficiales, se cancelaron entre el 26 y el 28 de marzo.
Mientras, la desesperanza y la tensión priman entre muchos residentes en La Habana, quienes estiman que al Gobierno aún le quedan deudas por saldar a 14 años de la memorable visita del papa Juan Pablo II.